viernes, 23 de marzo de 2012

ñeñeñeñeñe :c

Chicas :c
Bueno, creo que con eso lo digo todo ¿no? ><
No he tenido tiempo para escribir el capitulo D:
Literalmente la escuela me tiene secuestrada ¬¬'
He tenido un par de pruebas esta semana, pero la otra tengo como 6 D: y me falta tiempo para estudiar ¬¬' Tuve que sacrificar mi lindo viernes *-* para estudiar D: 
y obvio tuve menos tiempo para escribir el cap :c
Lo siento mucho >< 
Aunque ya tengo más o menos la idea del capítulo así que intentaré publicarlo este fin de semana, lo intentaré.
Y también intentaré ponerme al día con sus blogs :c

Les mando un abrazo gigante, y ojalá entiendan :)
            Take care ladies 

viernes, 16 de marzo de 2012

Capitulo 38: ¿Soy una princesa?

¿Una princesa?

Narración: Claudia.
—¡Claudia! —Sentí el grito de mamá— ¡Te quedaste dormida!
    La puerta se abrió y alguien tiró de mí para levantarme. Corrí al baño para alcanzar a ducharme. Me vestí como si fuera Correcaminos y salí de casa sin despedirme de nadie. Rayos, sólo me quedaban cinco minutos para recorrer el camino que siempre me ha tomado veinte. ¿Qué tenía a primera hora? Ah… lenguaje, no hay problema. Dejé de correr porque la profe no es de las que exagera con los atrasos así que no hay para que apurarse tanto. Ojala uno pudiera hacer este tipo de cosas todo los días.


Narración: Emilio.
—¿Viste el partido de fútbol de ayer? —me preguntó Javier.
—¿Ayer? No… no tenía ni idea…
—Habría que ser muy tonto para saber porque no lo sabías —rodeó los ojos— ¿No te aburres de pasar casi todo el día con ella, y luego hablar por teléfono también?
—Eh… no —lo miré extrañado— ¿Tendría que aburrirme?
—¡Pues sí! Yo no podría hacer eso —negó con la cabeza.
—Te apuesto que sí —reí— espera no mas a ver como andarás después con Gaby… ¿Hablando de ella? Supiste que tuvo una pequeña pelea con su novio.
—¿Qué? —me miró interesado— ¿Cómo? Si ayer los vimos juntos.
—Y fue ayer cuando pelearon —le conté— parece que les está costando un poco estar tan separados… o algo así, fue lo que escuché cuando se lo decía a una chica que no conozco.
—¿Y ya se arreglaron? —preguntó curioso.
—No lo sé, Javier, no escuche más… Pregúntale tú, así puedes ofrecer tu hombro para que lloré —le pegué un codazo de broma.


Narración: Claudia.
—¿Tienen planes para hoy? —nos preguntó Gaby.
—Yo sí —respondí y las chicas hicieron un “uuh” a coro— ya no molesten.
—Yo no tengo ganas de hacer nada —dijo Grace— mi mamá ha estado un poco enojada así que tampoco creo que me de permiso para hacer algo.
—En cambio —comentó Belén— yo tengo mi cita con mi cama y la televisión.
—Que aburrida eres Belén —le dije— ¿Por qué no sales a buscarte a algún chico?
—Lo mismo le he dicho yo —dijo Gaby— pero no quiere.
—¿Para qué? Si luego voy a terminar sufriendo de todas formas.
—El amor duele un poco, cariño —afirmé— o si no, no sería de verdad. ¿Y tú Gaby? —me giré hacía ella— ¿Saldrás con tu novio?
—Ah… no —hizo una mueca— tuvimos una pequeña discusión.
—Ay, no —gimió Grace— ustedes hacen una linda pareja ¿Qué pasó?
—Lo que tenía que pasar… Se nos está haciendo difícil vernos más seguido.
—¡Pero si se ven casi todo los días! —Exclamó Belén— ¿Qué más quieres?
—Okay, nos vemos seguido pero ya no podrá ser tan así… Su madre lo ha regañado muchas veces por llegar tarde a su casa, aparte de que sus padres también le exigen mucho en la escuela… se está juntando todo.
—Que pena, Gaby —le toqué la espalda— Deberían intentarlo por lo menos ¿no crees? Luchar hasta el último.
—Supongo —se encogió de hombros.
    No podía evitar pensar en Javier en este momento. Si Gaby estaba mal con su novio era el instante para que él se la jugara, porque el tono de ella también deja claro que no está muy segura de lo que debe hacer, siendo que si de verdad le gustara Alex, se la estaría jugando al mil por ciento y no diría un “Supongo”.


Narración: Maximiliano.
—¿Y? Hermano —Preguntó Cristian— ¿Qué pasatiempo tenemos para mañana?
—Lo siento, pero no voy a poder.
—¿Qué? ¿Cómo que no vas a poder? —me miró confundido.
—No puedo porque necesito estudiar matemáticas. Lo siento, dile a los chicos que no voy a poder esta vez.
—¡Pero hombre! ¿Desde cuándo estudias los sábados? Eso está prohibido.
—Ay, Cristian —reí— será sólo por este sábado. La próxima semana invito yo si quieres.
—¡Eso me gusta! —Me pasó el brazo por los hombros— y ahora explícame eso de estudiar ¿Lo harás solo? O tienes algo escondido por ahí ¿eh? —alzó las cejas.
—Sólo estudiar, hombre, si no será Daniela la que me ayude.
—Maximiliano —me miró con los ojos entrecerrados— ¿Tienes a alguna gatita por ahí oculta?
    Solté una carcajada.
—¡No! —Seguí riendo— nada que ver. Es sólo una conocida que me ayudará a estudiar.
 —¿Quién te va a ayudar a estudiar? —escuché detrás de mí.
    Ambos nos giramos para encontrarnos con Daniela.
—Hola, amor —la besé.
—¿De que hablaban?
—Lo que pasa es que… —comenzó Cristian— Tu novio no saldrá con nosotros mañana, se supone que va a ir a estudiar con una gatita por ahí —dijo con su tono seductor.
—No se supone, voy a ir a estudiar, y no con una gatita.
—¡Ah, hombre! Da los mismo si no es una gatita guapa, si total todas caen rendidas a tus pies ¿O no Daniela? —bromeó.
—¿Con quién te vas a juntar, Max? —preguntó seria.
—Es sólo una conocida… te apuesto a que ni siquiera sabes quién es, se llama Carla.
—¡Wou Carla! —Exclamó mi amigo— Me agrada su nombre. Es caliente.
—¿Por qué vas a estudiar con ella y no lo haces sólo? —volvió a preguntar ella sin tomar en cuenta el comentario tonto de Cristian.
—Ay, cariño —la abracé— no pienses cosas que no son ¿okay? Sólo vamos a estudiar, nada más.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
—Pero yo no lo estoy —interrumpió mi compañero— ¿Estás seguro que no será otra cosa? Estudiar es la escusa más vaga que puedes dar.
—Hombre, mira —apunté disimuladamente a la chica que se encontraba sentada en la escalera leyendo un libro, precisamente era ella— Esa es la tal Carla ¿Ahora entiendes que sólo estudiaremos?
—¡Puf! Me la hubieras mostrado antes —puso cara de aburrido— Sólo su nombre es hot.
—Ustedes los hombres son tan despectivos —nos increpó Daniela— pero… sí, soy más linda que ella —sonrió.
—Mucho más linda —la besé.


Narración: Claudia.
—¿Cómo estuvo tu día? —me preguntó Andrés al momento de encontrarnos afuera de la escuela.
—Sí… normal —me encogí de hombros— ¿Qué tal a ti?
—Como día viernes —reí.
    Me acerqué a él para subirme en la moto y me tendió el casco.
—¿Te parece si vamos a almorzar primero? —me preguntó.
—¿Hay alguna otra cosa que tienes en mente? —pregunté curiosa.
—Mmm… más o menos. Es que necesito ir al departamento de mamá porque me pidió que fuera y… es un poco raro, pero… quiere verte de nuevo.
—¿Qué? ¿Quiere verme? ¿Le has hablado de nosotros?
—No exactamente —me sonrió— digamos… es mi madre, sabe todo lo que me pasa aunque no se lo diga.
—Ah… —asentí— ¿Entonces puedo deducir que te vio la cara de “estoy más feliz que una lombriz” y dedujo que se trataba de una chica?
—Sí… algo así.
    Negué con la cabeza mientras el ponía en marcha la moto.
    ¿Por la que las madres siempre lo adivinan todo? Yo no sé como la mía todavía no adivina lo que pasa… o puede que esté esperando que yo le diga porque siempre ha usado esa táctica, pero no sé cómo será el día que le tenga que decir que estoy saliendo con mi profesor. ¡Dios! Se va a morir, y a mi papá le va a dar un ataque. Si Max se enojó tanto, mi padre es peor que él. Ay, no sé cómo se los diré.
    Llegamos a una plaza que yo no conocía, pero él sí, y me aseguró que en ella había un carrito que vendía unos sándwiches para chuparse los dedos. Nos bajamos de la moto y caminamos hasta encontrar ese tal carrito y compramos nuestras cosas para luego irnos a sentar bajo un árbol.
—Voy a terminar hecha un cerdo si sigo saliendo contigo —me quejé bromeando— me llevas a comer a excelentes lugares.
    Andrés soltó una carcajada.
—No puedo creer que estés preocupada por eso.
—Claro que estoy preocupada ¿A caso crees que mantenerme así es fácil?
—Mmm —me observó— no lo sé.
—No es tan difícil, pero si cuesta a veces.
—Bueno da lo mismo, si igual eres hermosa —me guiñó un ojo.
    Lo quedé mirando por un segundo y luego me lancé encima de él para besarlo, pero no medí la velocidad y caímos sobre su espalda.
—Ops —reí— lo siento.
—No lo sientas —respondió él.
    Tomó un mechón de mi pelo que tapaba mi cara, lo puso detrás de la oreja y luego lentamente se acercó para besarme. Podía sentir su mano puesta en la parte baja de mi cabeza como si no quisiera que me alejara de él ¡cosa que yo tampoco quería! El beso fue lento, como si cada roce  estuviera cargado de una frase que tenía que decirse hasta que empezara con la siguiente. Recordaba besos del pasado, pero no había ninguno que lograra igualar a estos. Lentamente nos alejamos y yo dejé caer mi cabeza en el espacio que había en su cuello, y aspiré ese aroma de hombre que toda chica ama.
—Me encanta tu perfume —lo alagué.
—Sí, ya me lo habían dicho.
    Me levanté y lo fulminé con la mirada. Eso no era precisamente la respuesta que esperaba, pero él rápidamente lo corrigió con este tono seductor.
—Pero me encanta cuando me lo dices tú —y me dio un beso corto en los labios.
    Riendo, me bajé de él y me acosté a su lado.
—Y bien… ¿Qué le tengo que decir a tu madre para que le agrade?
—Nada, ya te ama así.
—Sólo la he visto una vez, es imposible que eso pase.
—No lo creo, ya me ha dicho que le agradas pero que quiere conocerte más ahora que estamos… saliendo.
—Ah…
—No te preocupes, estará todo bien.
    Sí él lo dice, algo de cierto tiene que ser. La verdad estaba es que tenía un poco de miedo, pero más miedo me daba imaginarme si mis padres tuvieran que conocer a Andrés porque ahí sí que habría que preocuparse, y mucho.
—Quiero que conozcas a mi hermana también —Andrés se giro hacía mi y se apoyo en su codo.
—Yo también quiero conocerla, me has hablado tanto de ella que casi la llego a imaginarla —sonreí— ¿Crees que tendré que llevarle algo a ella? Tengo que tener su aprobación también para salir contigo —sonreí.
—Sólo con que juegues a las muñecas estará bien.
—Okay —reí.
    Luego de diez minutos nos levantamos para ir al gran encuentro que estaba planeado. Antes no estaba tan nerviosa, pero ahora mi estómago estaba inquieto y no dejaba de darse vueltas. Cuando estuvimos cerca recordé algo de la vez anterior que habíamos estado aquí. Andrés se detuvo y rápidamente bajé.
—Tranquila —me susurró al oído— si no pasa nada.
    Me tomó de la mano y así entramos al gran edificio. Nos subimos al ascensor y Andrés marcó el número quince. Parecía que cada piso que dejábamos era mi cuenta regresiva. No entendía porque estaba tan nerviosa. Andrés estaba jugando con mi mano, pero apenas era consciente de él.
—Hey —me dijo cuanto ya estábamos en la puerta— relájate, no te van a juzgar para nada.
—Sí —suspiré— tienes razón.
    Luego de los golpes en la puerta, la madre de Andrés la abrió con una sonrisa en el rostro.
—Hola, hijo —lo saludó con un beso— me alegro que hayan venido —se dirigió hacia mi— Hola, cariño, muchas gracias por venir.
—Hola —le respondí— gracias por invitarme.
    Entramos al departamento y Andrés, sin soltarme de la mano, me arrastró con él a uno de los sillones que había.
—¿Y cómo les ha ido? —Preguntó— ¿Almorzaron bien?
—Sí, mamá —dijo Andrés como niño obediente, tuve que aguantar las ganas de reír.
—Y tú corazón ¿no tienes hambre? —me preguntó.
—No gracias, su hijo ya me tiene comiendo bastante —reí.
    Ellos entraron en una conversación que no entendía mucho así que me puse a mirar por el balcón que tenía una vista genial de los demás departamentos. Frené las ganas de pararme y asomarme por ahí porque hubiera sido de mala educación.
—¿Así que están saliendo juntos? —preguntó la mamá de Andrés.
—Sip —respondí.
—Que bueno… se nota que se quieren —fijó su mirada en nuestras manos entrelazadas— y presiento que Andrés se ganó la lotería contigo, cariño.
—¡Oh! Gracias —respondí halagada.
—Claro que me la gane —dijo Andrés orgulloso y me dio un beso en la mejilla.
    Fue un poco incómodo delante de ella, pero su madre parecía no molestarle para nada.
—¿Dónde está la pequeña Jessica? —Preguntó Andrés— Quiero que la conozca.
—Ah, esa pequeña está viendo televisión así que tendrás que esperar a que termine ese programa para que venga.
—Ah, bueno…
—¿Qué te parece si me ayudas con algo por mientras? Así luego estamos todos acá.
—¿No te molesta que me vaya por unos segundos? —me preguntó él.
—No, anda. Yo espero aquí.
    Ambos se levantaron y se fueron por el pasillo que de seguro daban a las otras piezas. Yo aproveché para levantarme y asomarme por el balcón, la ventana estaba abierta así que también pude salir. La vista era genial desde tan alto. Desde mi casa no podía ver más allá del patio del vecino y aquí se veía demasiado. Estaba observando el cielo cuando escuché a alguien detrás.
—¡Mamii!
    Me devolví rápido adentro, y desde el pasillo apareció una pequeña de pelo castaño claro con una muñeca en sus manos.
—Hola —la saludé.
    Ella parecía enterrada en el suelo como si se hubiera visto a alguien o algo realmente asombroso. Sus ojos estaba abiertos y su boca tenía la forma de una “o”.
—¿Estás bien? —Le pregunté preocupada— Jessica… —la llamé.
—¡Te sabes mi nombre! —exclamó sorprendida con esa voz de niñita.
—Claro, me lo dij…
—¡Una princesa se sabe mi nombre! —exclamó feliz.
—¿Princesa? Aw, que eres tierna —me acerqué al sillón y me senté para quedar a su altura— Pero yo no soy una princesa.
—Claro que si  —me contradijo y se acerco más a mi— tienes el pelo negro y con rizos igual que en el cuento, y tu carita es suave —pasó su manito por mi cara— eres tan bonita como en la historia —me sonrió maravillada— ¡Eres la princesa Claudia en persona!
—¿De que estas…? ¿Princesa Claudia? No, pequeña, creo que estas…
—¡Y te sabes mi nombre! —Volvió a repetir— esto lo tiene que ver mamá ¡Mamá! —exclamó.
    ¿Qué rayos estaba pasando? Que yo sepa no conozco a ninguna princesa que se parezca a mí. No entiendo. Sentí como Andrés y su madre se acercaban por el pasillo.
—¡Mamá! —Jessica salió corriendo— ¡Andy! —Saltó sobre su hermano— ¡Mira mira! Es la princesa.
—¿Alguien me puede explicar que está pasando?  —pregunté confundida.
    Sólo pude obtener tres expresiones diferentes: la de Jessica que seguía tan maravillada, la de Andrés que me miraba como si no pudiera creer lo que estaba pasando, y la de su madre que me miraba con cariño.




    Estábamos en el ascensor, pero Andrés todavía no me explicaba nada. No me había querido explicar porque Jessica me confundía con una princesa, sólo escuché a su madre decir “Era obvio que la reconocería” ¿A quién reconocería? Las puertas del ascensor se abrieron y él salió primero.
—¡Hey! —Le tomé la mano cuando ya estuvimos afuera del edificio— ¿Me puedes explicar que pasa?
    Se dio vuelta, se apoyó en su moto y me miró.
—No entiendo porque tu hermana pensó que era un princesa, si hasta mi nombre se sabía —dije sin poder creer lo que estaba diciendo.
—Uf —suspiró él— esto será realmente vergonzoso.
—¿Ah?... no entiendo —me crucé de brazos.
    Él clavó su mirada en el suelo y comenzó a hablar.
—Casi todas las noches vengo donde mi hermana a contarle cuentos… y, tú sabes, a las niñas les gustan de princesas…
—Sí, claro… pero no veo donde calzó yo en esto.
—Desde hace un tiempo llevó contándole una historia… de una princesa… —se detuvo para mirarme y luego desviar la vista— que básicamente eres tú. Jamás pensé que te asociaría con ella, y tam…
—Espera, espera —lo detuve e intenté ordenar las ideas en mi cabeza— ¿Me estas explicando que le cuentas un cuento a tu hermana… en la que yo soy la princesa?
—Ajá —alzó la vista y me miró— eso es. Por eso te dijo princesa cuando te vio.
    Mi cerebro parecía no entender la información tan básica que se me estaba dando. ¿Yo una princesa? ¿Andrés narrando un cuento de mí? No podía creer esto. Sin poder evitarlo sonreí. Wou. La verdad es que me sentía halagada.
—¿Por qué sonríes? —me preguntó.
—Porque… porque esto es demasiado tierno.
—¿En serio? —Dijo más calmado— ¿No te parece una locura o algo sicópata?
—¡Claro que no! —Reí con ganas— ¡Soy una princesa! Jajajajajaja
    Andrés se sumó a mi risa y nos reímos por unos minutos.
—Okay —dije— ¿Y de que trata el cuento?
—Ya sabes, princesas, castillos, príncipes…
—Ya veo… ¿y…? —Me acerqué a él— Mi príncipe… ¿cómo es?
—Todavía no me lo imagino —pasó sus manos por mi cintura cuando yo pasé los míos por su cuello— ¿Tienes alguna idea de cómo puede ser?
—Ajá… que sea igual a ti, es lo único que pido —él me sonrió antes de besarme.


********************************************
Lo siento lo siento lo siento :c
El capitulo no esta para nada bueno D: Puede que algunas partes esten mejores porque es lo que llevaba escrito hace días pero ahora recien tuve que escribir mucho y no me crujía mi cabeza D: así que de verdad lo siento, he estado un poco rara en estos días en cuanto a los blogs :/ apenas he comentado, pero no sé :S ...

Emm... no sé que más decir o.O'
asjkasj! primera vez que esto será tan corto xD
Eh... sólo comenten porfiiis! :) lo que sea, si es una crítica es igual de buena que un comentario lindo. Perdón de nuevo si no comento mucho pero no sé que me pasa :S
Eh....

Quiero recomendarles un blog
Algunas ya conoces a A.S de su blog Chica Ordinaria.
Primero hay que decir si que le hackearon su cuenta así que este es el nuevo blog con la misma historia ;)


Si no se lo han leído de verdad que se los recomiendo al 284738924798235%
asjaksjka! :) es Buenísima!!!! y una excelente seguidora *-*
Así que si tiene un poquitin de tiempo no duden en ocuparlo para leer su nove ;)

Y eso es todo xD
Soy una chica de pocas palabras por hoy :O
El proximo cap el Viernes de la otra semana ;)
Un besito!

jueves, 8 de marzo de 2012

Capitulo 37: Más allá de las nubes.

Más allá de las nubes.

Narración: Claudia.
—Me acaba de decepcionar tu hermano —recriminó Belén— ¿Cómo puede ser tan imbécil? ¡hey! No me mires así, si es la pura verdad. No puede negarte ser feliz con Andrés.
—Es complicado —me defendí— si yo fuera él también estaría un poco asustada.
—Sí, yo creo que está bien lo que hace —dijo Grace— no se interpondrá, pero tampoco será partícipe de esto… a menos de que Andrés te dejé y ahí Max no tendría piedad con él.
—Espero que no pase eso… más por Andrés porque él pagaría las consecuencias —reí.
    Sonó el timbre que finalizaba el último recreo. Nos levantamos y cada una se fue para su odiosa última clase.


Narración: Javier.
    Tomé la mochila y salí lo más rápido que pude. El timbre de salida siempre ocasionaba un caos, así que, o sales de los primeros, o esperas a que salgan todos. Habíamos quedado con Emilio que nos juntaríamos afuera, ya que para mi sorpresa, no iba a salir con Grace. Iba entre la gente cuando me tocaron el hombro, era él.
—¿Y bien? ¿Qué haremos hoy? —le pregunté.
—Lo que quieras, hace mucho que no salimos juntos así que lo que hagamos será genial.
—Uh —me quejé— no me hables como si fuera tu novia, es… repugnante.
    Me pegó en la cabeza.
—No seas, tonto.
    Llegamos a la salida del colegio y ahí ya estaban las chicas. Puede ver a Gaby riéndose, pero tenía esa cara de “estoy taaan enamorada” así que sólo tuve que mirar a su lado y ver que estaba su novio.
—¿Quién es ese chico? —preguntó Emilio.
—Es el novio de Gaby.
—Hey, no gruñas tanto —me miró— con que esa es tu competencia…
—Tal como dices.
—No creo que sea tan difícil —asentía— de seguro le ganas.
—¿De que estás hablando? Acaso no le vez la cara a Gaby  ¡es como si hasta muriera por él!
—Nah… ven, vamos a hablar con él y las chicas.
    Nos acercamos de a poco hasta ellos, Claudia me miró queriendo decir “¿Lo conoces?” y con otra mirada le respondí “Lamentablemente sí”
—Hola —saludó Emilio— ¿Qué hacen aquí?
—Nada —respondió Belén— íbamos saliendo y nos encontramos con Alex.
    Ambos nos miramos y sólo fue un movimiento de cabeza como saludo. Y yo que pensaba que no se podía odiar a alguien cuando recién lo conoces.
—Oigan —interrumpió Claudia— Javier había tenido la idea de que nos juntáramos el sábado, así todos, para hacer algo.
—¡Que entretenido! —Chilló Gaby— ¿Puede ir Alex?
—Yo creo… —Claudia me miró y yo sólo pude encogerme de hombros, que más iba a hacer, ¿negarme rotundamente y decir que ese tipo ni muerto iba con nosotros? No era una buena opción— entonces sí, puede ir tu novio.
—Que divertido —susurré.
    Nos quedamos unos minutos ahí, viendo que podríamos hacer ese día, pero yo sólo estaba interesado en matar a ese tal Alex con la mirada. Que manera de querer que desaparezca de aquí ¿habrá venido a buscar a Gaby? Puf, obvio.
—¿Nos juntamos en la mañana? —había preguntado Emilio.
—No, tendrá que ser un poco más tarde —respondí— es que yo en la mañana tengo entrenamiento.
    ¡Ja! A ver como tomas eso, Alex. De seguro es un completo idiota que no hace nada y ese cuerpo trabajado lo tiene por que sí.
—Entonces… ¿Después de almuerzo? —Proseguía Belén— Nos juntamos a las cuatro y nos vamos a patinar a esa pista de hielo que recién se abrió.
—Me encanta la idea —dijo Claudia.
    Entonces ese sería el plan. Genial, porque soy un excelente patinador… esperen, jamás he patinado en mi vida. Rayos. Pero no me puedo echar para atrás ¡no! Van a pensar que no me atrevo y eso no puede pasar. Sea como sea tendré que patinar.
—Nosotros con Alex nos vamos —dijo Gaby— nos vemos mañana de nuevo.
—¡Hasta luego! —dijeron las chicas.
—Bien, y nosotros nos vamos por otro lado —tomé a Emilio de la mochila— que estén bien.
    Comenzamos a caminar hacia mi casa, como no habíamos quedado en nada, lo mejor era ir a ella. ¿Por qué tenía que ir su novio con nosotros? Cuando pensé en la salida él no estaba incluido, más encima iremos a patinar. Arg. Sí ese idiota resulta ser el mejor en los patines será mi fin. Quién sabe si además de guapo es genial en la pista de hielo… ¿Guapo? No puedo creer que esté pensando en esto, pero seamos sinceros, Alex tiene algo porque hasta Belén parecía comérselo con los ojos.
—Y luego que nos fuimos de la sala puedes creer que… —Emilio hablaba y hablaba.
—Oye ¿Alex es guapo? —lo interrumpí.
—¿Que él que? —me miró perplejo.
—Lo que escuchaste, si es guapo o no.
—Bueno… supongo —se encogió de hombros.
—¿Cómo que supones? Es sí o no  —volví a insistir.
—Mm… no creo que sea el mejor para decir si lo es.
—Entonces ¿es más guapo que yo?
—¡JAVIER! ¿¡De que rayos hablas!? ¿Te escuchaste bien? ¡Me estas preguntando si eres más guapo que él! —me miró trastornado.
—¿Y? ¿Hay algo de malo en eso?
—Claro que sí, ¡somos hombres! —me pegó en la cabeza.
—¿Y? —Volví a preguntar— Algo tiene que tener para que Gaby este loca por él.
—Obvio —dijo irónico— puede que sea su pelo ¡o no! Sus ojos.
—¡Puede ser! —Exclamé— eso tiene que ser.
    Emilio me miró completamente perplejo. Ok, puede que ya me este volviendo loco.


Narración: Claudia.
—Que tierno fue que Alex la viniera a ver a la escuela  —comentó Grace.
—Cierto… además logramos conocerlo —apunté— me cayó la mar de bien.
—¡Sí! —Coincidió Grace— y me parece genial que venga con nosotros el sábado.
—Y… lo siento, pero hay que decirlo —reí— él está realmente… ¿Belén? Se supone que es en esta parte donde dices lo sexy que era y lo bueno que estaba.
—Perdón, ¿Qué dijiste?
—¿Dónde está tu cabecita? —Grace la golpeó como si fuera una puerta.
—No, nada, sólo bobadas mías, ya saben.
—A bueno —proseguí— entonces lo hacemos de nuevo ¿ok? Porque hay que decir que ese chico estaba realmente…
—¿Realmente qué? —preguntó Belén.
—Grace —dije asustada— esto no está bien ¿cierto?
—Por supuesto que no —le tocó la frente a Belén— ¿no tienes fiebre?
—¿Fiebre? Ustedes sí que están…
—No, nosotras estamos súper bien, tú pareces ser otra —la miré— Porque… es la primera vez que no dices que un chico es guapo, cuando de verdad lo es ¿o no Grace? —pedí ayuda.
—Así es… y… bueno Alex era guapísimo —dijo riendo— y que tú no te hayas vuelto loca por eso… mm, es un poco extraño.
¡Come one! —Dijo Belén— no puedo creer que me estén diciendo esto. Las que están mal aquí son ustedes que ya tienen a su pareja y están mirando a alguien.
    Grace y yo nos encogimos de hombros. Mirar siempre ha estado permitido.
—Pero, ya —dije divertida— por lo menos admite que Alex estaba divino.
—Mm… puede ser.
—¿”Puede ser”? Ok, Belén, me estoy asustando ¿Qué pasa?
—¡Nada por el amor de Dios! —exclamó.
    Grace me miró preocupada, pero yo tampoco entendía que estaba pasando. Belén no era así, ni menos se enojaba por nuestras bromas, porque claramente estábamos bromeando.
—Pero dime… es guapo ¿a que no? —seguí riendo.
—Ni idea —dijo escueta.
—Belén, es sólo una pregunta tan simple —le dijo Grace.
—Es el novio de Gaby, no puedo andar opinando de él como si fuera cualquier chico que vez caminado.
—Bah… estas exagerando mucho —respondí— tampoco es que vayas a quitárselo.
    Belén no respondió. Y no dijo nada por el resto del camino hasta que nos despedimos. Belén fue la primera en irse, pero Grace se quedó unos minutos conmigo.
—¿Crees que tenemos que preocuparnos? —me preguntó.
—No lo sé… fue tan extraño como reaccionó.
—Demasiado extraño, pero espero que sólo seamos nosotras las locas y que estemos pensando cosas raras.
—Espero que sea eso, Grace.


Narración: Carla.
—Señorita Carla, me podría hacer el honor de pasar al pizarrón ¡y demostrarles a estos jóvenes como se hace ese ejercicio!
    Obviamente no pude decir que no. Me levanté de mi silla, tomé el plumón que el profesor me tendía y realicé el ejercicio.
—Ven que no es difícil —seguía hablando el profesor— no puedo creer que todavía no puedan realizar este tipo de ejercicios. Están conscientes de que luego será más difícil... y conste, ustedes eligieron esta carrera.
    Había terminado en la pizarra y me devolví a mi silla con todas las miradas, entre asustadas, molestas y frustradas de los chicos del salón. 
—Muchas gracias —me dijo el profesor— no sabe cuánto me alegra tener a alguien a quien enseñarle.
    Sólo asentí.
    El resto de la clase siguió con ejercicios. Definitivamente el profesor, con esa actitud de superior en extremo, hacía odiarlo mucho más. Me dediqué a terminar con la guía de ejercicios del día, se la di al profesor y volví a mi puesto… ok, esta era una de las desventajas de ser buena con los números: quisiera o no, siempre era la primera en terminar y eso sería una excelente situación para alguien que tuviera tantos chismes que contar y pudiera pasar el resto de la hora hablando con sus amiguis, pero esa no era yo porque no tenía amigas aparte de, Mia, que justo se encontraba al otro extremo de la sala y punto número dos: no me gustan los chismes. No me quedaba otra que ponerme a dibujar. Saqué la pequeña libreta que tenía en la mochila y esperé a que la hora terminara.
—Sinceramente te odio —me dijo Mia al salir de la sala— eres jodidamente buena en esta clase.
—Yo igual te quiero —respondí.
—¿Cómo te va tan bien? —Entrecerró sus ojos como si quisiera leerme la mente— me vas a tener que ayudar para pasar el examen que se nos viene.
—Sabes que te ayudo cada vez que puede.
—Ajá, pero esta vez vamos a necesitar refuerzos si quieres que aprenda algo.
    Reí ante el comentario de Mia. Siempre exageraba las cosas, pero era chistoso cuando lo hacía. Fuimos a los casilleros porque necesita sacar uno de mis cuadernos antes de irnos.
—Sabes —comenzó Mia— casi  nunca ocupo estos espacios para guardar mis cosas ¿de verdad sirven? —comenzó a verlos detenidamente.
—Sí, sirven Mia, por algo están aquí.
—A bueno, algún días les daré el uso que se merecen —me sonrió.
    Cerré la casilla y tomé a mi amiga del brazo para salir de aquí. De camino a la salida escuche que alguien gritaba mi nombre. No me giré porque claramente no era a mí a quien llamaban ¡puf! Habían millones de Carlas por aquí ¿no?
—¿No serás tú a la que llaman? —preguntó Mia girándose a ver quién era— ¡Oh! Creo que si te buscan y… esperen… ¿Ese no es Max?
    ¿¡Quien!? Me giré rápido y sí ¡era él! Venía trotando con unos libros en sus manos, sonriendo y saludando a los que pasan a su lado.
—¡Uf! Gracias a Dios te detienes, ya pensé que tenía que salir persiguiéndote por afuera —bromeó.
    Mia fue capaz de reírse porque yo me sentía bloqueada. Esta es la segunda vez que me habla aquí y es un poco raro. Max parecía esperar una respuesta de mi parte.
—Ah… eh… —mi mente se quedó en blanco— ella es Mia —atiné a presentársela— Mia, él es Max.
—Hola —la saludó Max— un gusto.
    Mia sonrió como boba. ¿Así me veo yo?
—¿Pasó algo? —le pregunté.
—Eh… no, nada grave, sólo quería saber si hoy irías a enseñarle a Claudia de nuevo.
—Creo que sí, tengo que llamarla porque no he hablado con ella.
—Ah, bien. Por favor anda, es que necesito un poco tu ayuda ¿sí?
    ¿Era a mí a la que le estaba poniendo esa cara de perrito?
—Eh… sí…
—¡Excelente! —Dijo feliz— entonces nos vemos en la tarde, Carla —miró a mi amiga— un gusto Mia —y se marchó.
—¿De verdad pasó esto? —le pregunté.
—¿Te refieres a que uno de los chicos más guapos de la universidad se acerco a nosotras, te pidió ayuda y dijo que le dio un gusto haberme conocido? —Su voz se fue acelerando— ¡¡No puedo creerlo!!
—Por mi dignidad —me giré hacia ella— no voy a comenzar a chillar.
—¡Al diablo con la dignidad! —tomó mis manos y comenzó a saltar como estas barbies que tenemos de compañeras— ¡No puedo creerlo! ¡Tienes una cita! ¡Aaaaah!
—No es una cita —le corregí.
—¡Claro que sí! ¡Y es una cita con Maximilian…!
—¡Cállate! —La tapé la boca— Se va a enterar todo el mundo y luego vendrá su novia a matarme.
—Ay, tú y tus melodramas —se quejó.
—No quiero problemas, Mia, sólo eso.
    Me miro como si ya no hubiera caso conmigo y volvimos a caminar a la salida. Pero esa era la verdad, yo no quería problemas con nadie.


Narración: Claudia.
—Listo, terminé —dije satisfecha.
—Muy bien, ahora toma tu plato y llévalo a la cocina —dijo mi madre.
    Me levanté arrastrando los pies. Quiero que sea fin de semana. Esta semana si que había sido… ajetreada. Dejé remojando el plato y subí a la pieza luego de haberme despedido de mamá. Me recosté en la cama y mi idea era dormir un poco pero mi celular sonó.
—Diga.
—Hola Claudia, soy Carla.
—¡Ah! Hola ¿Cómo estás?
—Bien ¿y tú?
—Igual.
—Oye, te llamo para ver si voy hoy a tu casa o no.
    ¡Verdad! Se me había olvidado por completo que estaba con clases de matemáticas, quizás donde tenía la cabeza.
—Sí, puedes venir si quieras ahora. Además tengo una prueba y necesito tu ayuda.
—Muy bien, nos vemos.
    Uf, menos mal que Carla llamó porque a la hora que se me olvidan las clases y además la prueba. La idea de dormir tuvo que esperar, tomé las cosas y bajé para esperarla con todo listo. Iba a prender la tele cuando volvió a sonar el celular que había dejado arriba. ¿Por qué justo ahora todos tenían que llamar, eh? Corrí a la pieza y contesté.
—Hola guapo.
—Hola hermosa ¿Cómo estás? —saludó Andrés.
—Mm, algo cansada y con sueño ¿Qué tal tú?
—Algo enojado contigo, no te vi a la salida de clases —me acusó.
—A sí, es que me vine con las chicas. Lo siento.
—No me pidas perdón, Clau —dijo tranquilo— lo que menos pretendo es alejarte de tus amigos.
—Aw, gracias.
—¿Tienes algo que hacer ahora? —preguntó con ese tono que dejaba claro lo que quería y que me hacía volverme loca por dentro.
—¿Tienes algo preparado para mí? —me reí.
—Ajá, una tarde con el chico más apuesto que conoces que desea estar contigo un ratito.
—Jajajaja, la idea me agrada… pero tengo cosas que hacer —dije triste— deberes de estudiante.
—A bueno… ¿Qué te parece mañana?  Es viernes así que no me digas que estudiaras un viernes.
—La verdad es que sí —bromeé.
—¡Mentira! —Exclamó— A ver ¿que vas a estudiar?
—Bueno… —dije haciéndome la complicada— tengo algunos problemas con una clase, necesito algo de ayuda con… educación física.
—Oh… ¿Qué clase de ayuda necesitas? Conozco a alguien que te puede ofrecer un servicio de primera calidad.
    Aguanté una carcajada.
—Mmm… a ver… necesito a alguien que esté dispuesto a pasar tiempo completo conmigo, ya sabes, para entender mejor lo que es el deporte.
—Ya veo… al parecer estas bastante complicada con esto así que… seré generoso y te ofreceré mis servicios de tiempo completo.
—¡Oh! Que amable eres, muchas gracias… de alguna forma te lo recompensaré.
—No te preocupes, para eso estoy.
    Ambos nos quedamos callados, pero ya no podía más y exploté de la risa al igual que Andrés.
—Ya, ya, ya —intenté calmarme— ¿mañana entonces?
—Mañana después de la escuela —afirmó.
—Bien… te dejo porque acaba de llegar mi profe de mates.
—Cuídate mucho, te quiero hermosa.
—Yo igual Andrés, un beso para ti.
    Bajé sonriendo a abrirle a Carla y ella notó que algo pasaba.
—Puede que te conozca hace poco pero esa sonrisa cualquiera la reconoce —me dijo al entrar.
—Al parecer soy un poco obvia —reí— ¿Cómo has estado?
—Bien… un poco complicada con un trabajo pero nada que no se pueda controlar ¿y tú? —alzó las cejas.
—Yo… yo estoy bien… ok, tengo que contarte algo así que mejor lo hacemos ahora antes de ponernos a estudiar porque no aguantaré.
—Esto se viene bueno, a que sí.


Narración: Andrés.
—¿Te ha ido bien en el trabajo?
—Sí, ma’. Todo perfecto… y eso que pensaba que sería un poco más duro.
—Me alegro hijo —me miró con cariño.
    Nos quedamos callados por un momento mientras observábamos a la pequeña Jessica jugar con una muñeca.
—Tu hermana no suelta nunca ese juguete —dijo mamá riendo— Cariño —se dirigió hacia ella— ¿me prestas tu muñeca?
—¡No! —Jessica se la acercó al pecho— es mía, sólo mía.
—¿Y a mí? —le pregunté.
—A ti sí Andy—se acercó y me la tendió antes de salir corriendo a su pieza.
—Creo que ya se acostumbró a llamarte así ¿no crees? Hasta pienso que cree que te llamas así y no Andrés.
—Jajajaja, da lo mismo —reí— es muy parecido.
    Volvimos al silencio a la espera de Jessica pero no volvía.
—¿No me vas a contar nada? —preguntó de repente mi madre.
—¿Ah?
—Andrés… te conozco y desde que llegaste estas tan radiante como un sol.
    Me quedé callado. Ok, mamá no sabía bien lo que estaba pasando pero es lo bastante inteligente para saberlo todo.
—Se trata de esa chica —afirmó segura.
—Eh… si.
—Me gustó esa vez que la trajiste para acá ¿Por qué no la invitas de nuevo? Más ahora que estas saliendo con ella.
—Yo no he dicho que estoy saliendo con ella.
—Cariño —me miró a los ojos— no lo niegues. Hace unos días pareces la felicidad con pies y creo que se debe a ella.
—¿Por qué siempre tienes que adivinarlo todo? —Me reí— Ya, sí, es por ella.
—¡Yo sabía, yo sabía! —Cantó feliz— Tráela un día para conocerla un poco ¿sí?
—Mañana nos juntaremos así que veré si la puedo traer.
—Aww, van a salir junto —dijo con ternura— así que una chiquilla te tiene como en las nubes.
—Yo diría que más allá de las nubes.


Narración: Claudia.
—¡Max! —exclamé al abrir la puerta.
—Hola, peque ¿Cómo estás?
—Bien, gracias —cerré la puerta tras de él— Estoy estudiando con Carla pero ya terminamos.
—¿Carla? Genial, necesito su ayuda.
    Caminamos hasta la mesa en donde estaba ella viendo uno de sus cuadernos.
—Hola Carla —saludó Max como si ya fueran grandes amigos— menos mal que viniste porque necesito tu magia para las matemáticas.
—Jajaja —reía tímida— bueno dime en que puedo ayudarte.
—Mira —sacó su cuaderno— tengo unos ejer…
—¡Esperen, esperen! —Interrumpí sorprendida— ¿Ustedes habían quedado de juntarse acá?
—Algo así —respondió él.
—Ya veo… entonces como yo ya terminé los dejaré solos para que se concentren ¿sí? —antes de salir de ahí le guiñé un ojo a Carla.
    Estos tortolitos… Fui a la concina a buscar algo de comer y luego subí a mi pieza a ver un poco de tele mientras esperaba a que los chicos terminaran. Decidí bajar después de media hora y los encontré de lo más normal conversando.
—Hola… veo que lograron resolver los problemas.
—¡Carla es un crack! Me ayudó mucho más de lo que hace mi profe —la alagó Max.
—Nah… no exageres —se sonrojó.
—Entonces ¿aprendiste algo Max?
—O sea… pude hacer los ejercicios pero todavía me queda algo que repasar.
—Pídele ayuda a Carla —ofrecí— de seguro te podría ayudar.
—¿Podrías hacerlo? —Max se giró hacia ella— te amaría si lo hicieras.
    Carla me miró y pude notar que le gustaría que eso pasara y que no sólo fueran palabras sueltas.
—Júntense el sábado —volví a entrometerme— tú Max, vas a la casa de ella.
—¿Podríamos hacer eso? —preguntó él.
—Eh… sí… si tu quieres —dijo Carla nerviosa.
—¡Oh! Muchas gracias, Carla —le sonrió— eres la mejor.
—Y sí que lo es —coincidí.
    Bueno, creo que mi tarea como Cupido a finalizado por hoy.


************************************************
Hi girls! :)
Bueno aquí estoy en esta semana dejandoles el cap. No creo que tenga mucho contenido pero con este capitulo puedo sacar mucho info para hacer los demas *O*
Se imaginan ser Claudia y tener que conocer a la mamá de Andrés :O chan chan!
Espero que les haya gustado por lo menos un poquitin y comenten porfis :c

Aprovecho la casualidad de publicar hoy para decirle a cada una de ustedes
¡Feliz Día De La Mujer! *-*
Siii :) este es nuestro día que muy bien nos merecemos ¿no? Porque pucha que hacemos cosas y bien hechas :D
Les mandó un abrazo gigante a cada una con muuuucho cariño.

El capitulo siguiente será el prox. viernes ;)
Esta semana me tocó entrar a clases D: y sí, ha sido horrible! Les prometo que todos quieren vacaciones ¡ahora ya! o.O' Eso jamás nos había pasado >< pero ya estamos cansados y puuuaaaj! >< Por ahora no he tenido problemas con el tiempo para blogger así que espero que esto siga tan bien *-*

Ahora es momento de dar un premio :3
Este me lo dio mi querida y sin palabras xD MaR
¡Muuuuchas gracias! Te tengo un cariño enorme linda :) Se que no sueles comentar en la nove y cada vez lo que haces estoy muy agradecida *-* Eres genial.

Bueno yo se lo daré a:


Y eso es todo por hoy ;)
Un abrazo para ustedes, espero que estén genial.
Nos vemos...


Datos personales

Mi foto
Adolescente con muchos sueños en camino a cumplirlos. Soñadora empedernida que intenta vivir la realidad...