martes, 31 de enero de 2012

S U M M E R

Hey Hey Hey!
Sí, esta entrada no necesita ni titulo para saber de que se trata :/
No logré subir capitulo hoy, como les dije que subiria cada martes.
Razón: me fui cinco días a la playa *-*
No tuve donde escribir asi que eso xD
Lo siento :c
El otro capitulo se los traigo el domingo
les diria antes pero prefiero irme a la segura ;)

                                               Un abrazo para todas!

martes, 24 de enero de 2012

Capitulo 32: Procura 3.0

PROCURA 3.0
Narración: Claudia.
—Así que mañana es el gran día —comentó mi mamá en la mesa cuando estábamos almorzando— mañana es el baile.
—Tal como dices —respondí— tienen que ir si o si.
—Claro que iremos, Claudia —dijo papá— nunca hemos faltado a alguna de tus presentaciones y no lo haremos ahora.
—Lo malo es que tu hermano no podrá ir  —se quejó mamá.
—¿Lo malo? ¡Es genial! Porque si llegara a ir, iría con sus amigos y eso no es nada bueno.
—Que eres mala, él de verdad quería verte.
—Para otro día tendrá que ser —sonreí.
—Hija, nosotros ya nos tenemos que ir —mi papá tomó su plato y se fue a la cocina.
—Así es, nuestro trabajo nos llama. Carla está por llegar porque le dije que viniera antes de lo acord… —unos golpes en la puerta interrumpieron— ahí está.
    Mi padre fue a abrirle la puerta y nos quedamos conversando un poco los cuatro hasta la pareja tuvo que salir al trabajo y nos quedamos Carla y yo.
—¿Cómo te ha ido? —pregunté ahora con más confianza sin mis padres cerca.
—Un poco ajetreado, pero bien ¿Y a ti?
—Bastante bien… o por lo menos no tan mal —ambas reímos.
    Un silencio se produjo entro nosotros. ¿Es que ella no quería conversar algo antes de matarnos con las matemáticas? Digo… para pasar el rato.
—¿Tienes novio? —era la mejor forma de romper el hielo.
—¿Ah? Eh… no. ¿A que vino esa pregunta?
—Era sólo para romper el hielo.
—Jajaja, está bien.
—¿Por qué no tienes novio? Eres linda —afirme.
—Mmm… no lo sé… ¿puede que no sea tan atractiva? —dijo dudando.
—Nah, no puede ser eso —negué.
—Sí, puede. A ver… puede que ya tenga 22 años pero los hombres no cambian mucho, ya sabes, las hormonas todavía los controlan… tendría que tener una buena delantera para llamar la atención de ellos —se encogió de hombros.
¡Come on! ¿Te estás refiriendo a que tú físico no llama la atención?
—Así es. La verdad es que yo me considero linda… pero lo que yo piense no cambia la forma de pensar de los chicos.
—No estoy de acuerdo con eso, pero ya dejemos ese tema. Si no tienes novio… alguien te tiene que gustar o atraer —me aventuré.
—Puede ser…
—¡Te pillé! Cuéntame —le pedí ahora entusiasmada con el tema.
—Es algo sin importancia —intentó esquivar el tema— me pasa lo que ves en todas las películas.
—Nada de películas, cuéntame que es lo que pasa. ¿Cómo se llama? ¿Hace cuanto estas detrás de él?
—No, no, no. ¡Ash! Mira… no lo conozco...
—¿Cómo que no lo conoces? —la interrumpí.
—Déjame hablar… creo que hace como dos años coincidíamos en una clase en la universidad y ahí lo conocí, pero no fuimos amigos, sólo compañeros y bueno…  —se calló.
—A ver si lo estoy entendiendo… ¿has estado enamorada del mismo chico todo este tiempo?
—Enamorada, no… pero es como ese amor platónico que no está a tu altura.
—¿Cómo que no está a tu altura? —pregunté extrañada. Eso no puede ser posible. ¿Desde cuándo tienes que estar a la altura de alguien para enamorarte?
—¡Ya sabes! —Dijo exasperada— es como si volviéramos a la secundaria y yo fuera la chica de la biblioteca y él, el capitán del equipo de fútbol que tiene como novia a la capitana de las animadoras.
—¿Novia? Eso está mal…
—Todo está mal, pero ya no le demos vuelta a esto, no hay nada que hacer y punto.
—No digas eso, se puede hacer algo —mi sonrisa se adelantó a los pensamientos que siguieron. Sí, que se puede hacer algo… ¿no había dicho que su historia era como las películas?
—No y no. Olvidémonos de esto ¿sí? Mejor dime tú como es tu novio o el chico que te gusta.
—Pero antes… ¿Cómo se llama él?
—Max.
—¿Max? ¡Max! ¿Cómo que se llama Max? Así se llama mi hermano.
—Sí, por eso cuando me lo dijiste actué raro, pero no creo que sea él.
—¡Uf! Te imaginas…
—Sería raro… pero ya dejemos de hablar de mí, y ahora dime como se llama el chico que te gusta ¿Cuál es tu historia?
—Estee… es complicado —hice un mohín.
—El amor es complicado, cariño —me acordó— pero cuéntame.
—¿Podríamos decir que mi historia es sacada de una novela? —Reí— o más bien de una revista adolescente en donde la chica sale contando que su amor es prohibido y esas cosas.
—No puede ser tan loco —le quitó importancia— A menos que estés enamorada de tu profesor —soltó una carcajada pero yo guardé silencio— ¡Ay, No!
—Ay, sí —respondí— no te costó nada adivinar, eh.
—Pero… pero —tartamudeaba— no puede ser.
—Te dije que era complicado —le recordé.
—Mm… ¡pero dime que hizo ese profesor tuyo para que estés loca por él! —dijo divertida.
—Laaaaaaarga historia.
—Tenemos tiempo —me cerró el ojo.
—Su nombre… es Andrés —comencé


—Espero que hayan estudiado, ¿eh? —saludó mi mamá al anochecer.
—Una hora y sin parar —respondí satisfecha. Cerré todos los cuadernos que teníamos en la mesa.
—Así como vamos, Claudia terminará siendo una maestra en las matemáticas —dijo Carla.
—¡Eso es excelente! —Mi padre estaba feliz de que al fin entendiera algo de números— Hola, bebé —me besó en la frente.
—Creo que llegó la hora de que me vaya.
—Yo te dejo en la puerta —ofrecí.
    Mis padres se despidieron de ella y le dieron las gracias por todo lo que estaba haciendo conmigo “algo realmente magnifico” decían mis padres. La esperé en la puerta a que llegara para despedirnos.
—Te deseo la mejor de las suertes para mañana en tu baile —me dio un abrazo.
—¡Oh! Gracias —dije sorprendida— Y yo te deseo la mejor de las suertes con tu chico —le pegué un codazo.
—Y dale con eso —resopló— y tu suerte con tu profesorcito.
—Jajaja, gracias nuevamente.
—¿Vengo mañana? Puede que estés ocupada con eso de la presentación…
—O no —la interrumpí— eso será más o menos temprano, aunque es mejor que vengas como a las ocho ¿Muy tarde para ti?
—No, no hay ningún problema.
    Un par de besos y Carla se fue a su casa y yo subí a mi habitación luego de darles las buenas noches a mis padres. Mañana sería un gran día y esta noche necesitaba dormir. ¡Uf! Mañana. Era de las que me ponía nerviosa sólo horas antes de salir, pero esta vez los nervios ya me consumían. Me puse el pijama y caí a la cama a la espera del que sueño triunfara… aunque para eso faltaban horas y horas.
—Buenos días —dije a la mañana siguiente al entrar en la cocina.
—Buenos… ¡Tu cara! —exclamó mi mamá.
—Sí, lo sé. Es que no pude pegar ojo en toda la noche. Por alguna extraña razón estoy demasiado ansiosa.
—Es normal, cariño. Sólo respira un poco.
—Iré respirando de camino a la escuela, voy atrasada.
    Le di un beso y salí sin tomar desayuno. Que mejor día para desvelarse, ¿no? Esto  no es nada bueno si recién empezamos el día, o esto se pone peor o mejora un cien por ciento. Por favor que sea la segunda opción.
—¿Cómo amaneci…? —Belén tampoco pudo dejar pasar mi cara esta mañana— Tu cara me lo dice todo.
—Gracias —ironicé.
—Te hacen unas cuantas horas de sueño.
—Para eso están las clases —sonreí— y tú serás la encargada de cuidarme la espalda.
—No me queda otra —se encogió de hombros.
    Y así fue. Tuve toda la primera hora para dormir como nunca lo había hecho en clases, sin interrupciones. Al toque de timbre salimos rápido de la sala para disfrutar los quince minutos de recreo, pero aún así volvimos a entrar a clases en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Crees que venga mucha gente a la tarde? —le pregunté a Belén cuando sacábamos los cuadernos del casillero.
—Ni idea, pero el año pasado hubo mucha gente por lo que este año se espera más.
—Eso me dan más nervios aún.
—Y a mí —coincidió— Oye, Y ¿Grace? —preguntó extrañada ya que en el recreo no había aparecido.
—Ni idea, pero no creo que sea difícil imaginar donde está  —recorrí el pasillo con la mirada y ¡como pensé! Ahí estaba —Te lo dije, mira hacía su casillero —apunté con la cabeza.
    ¡Aw! Son tan monos… Grace estaba poyada en su casillero, a su lado Emilio le sonreía mientras tomaba un mechón de su pelo entre sus manos. La imagen era de lo más tierna ¡Aww!
—Creo que no he visto a una pareja más tierna —apunté.
—Sí que lo son, pero no sé que esperan para comerse a besos.
—¡Belén! —Intenté no reír— ¿Acaso crees que se van a ir a una pieza también? —ahora si reí— sabes que Grace no es así… como tú.
—¡Cállate! —Me pegó— yo no soy así… pero ellos hace mucho que se gustan y no hacen nada… algo de acción no les vendría mal.
—Déjala en paz. Ya te quiero ver a ti cuando cupido se las agarre contigo —la besé en la mejilla— Nos vemos al recreo.
    De camino a la siguiente clase le di vueltas al asunto y la verdad es que nuestra Belén hace mucho que no estaba coladita por alguien —porque gritarle cosas a chicos guapos no cuenta— y al parecer eso no le complicaba para nada, y eso era bueno, es que Belén es tan loca para sus cosas y si estuviera enamorada… ¡Uy!
—Estas páginas tienen que estar terminadas hoy —dijo la profesora— no les gustó conversar toda la clase, bueno ahora les encantará quedarse en el recreo a completar las actividades.
—¿Es que no se cansa de hacernos la vida imposible? —me quejé.
—Yo creo que no, es más le entretiene —comentó Emilio atrás de mí.
—Creo que tienes razón —reímos— ¿Cómo te está tratando la vida, Emilio?
—No me quejo, y tú ¿estás nerviosa para hoy?
—Antes sí que estaba nerviosa, pero ahora ya me controlo.
—Todo saldrá bien, han ensayado bastante.
—¿Piensas venir a la tarde a ver?
—Claro —dijo como si fuese obvio— le prometí a Grace que ven… —Emilio se detuvo de sopetón y sus mejillas se tiñeron de rojo. Que mono.
—No te preocupes —lo tranquilicé— no hay problema que la vengas a ver —no respondió— Mejor terminemos con estas malditas páginas para poder salir a recreo —cambié de tema.
    Emilio no volvió a nombrar a Grace, es más, no hablaba nada más que de la actividad que estábamos haciendo. ¿Tan nervioso se pondrá al hablar de ella? Wou, no quiero ni imaginar entonces el manojo de nervios que será al estar con ella. Pero sí es tan obvio que se gustan ¿Por qué no hacen nada? Creo que Belén tenía razón, no de comerse a besos y esas cosas, pero deberían decirse las cosas… sería lindo. Además de que la vendrá a ver… ¿Se quedará Andrés verme bailar? ¿Verme? ¡No! Tiene que ver todo el baile, nada de verme a mí, es el profesor y tiene que supervisar todo, ¿no?
    El timbre sonó rápido y todos salimos corriendo de la sala. Para pena de la profesora, en mitad de la clase nos informaron que no habría otra clase más, que se había suspendido por el tema de la presentación. En fin, no podíamos quedarnos por lo que la actividad que había dado desapareció. Me encontré con las chicas a la salida.
—El momento se acerca —dijo Belén.
—Y los nervios vuelven —dije nerviosa al sentir mi estomago de una forma rara.
—¡Que son...! —Exclamó Grace— yo no tengo nada de nada.
—Sí, sí, ya te quiero ver cuando veas a Emilio sentado en el público —Belén comenzó a molestarla y Grace intentaba hacer como si nada, sólo intentaba.
—¿Qué les parece si nos vamos a mi casa? —Ofrecí— y así volvemos juntas a la tarde.
—Si tanto insistes —Belén tomó nuestros brazos y comenzamos a caminar.
    Para mi sorpresa mis padres estaban en casa ya que se habían tomado el día libre para poder asistir a la presentación. Todo el mundo se saludó y mis amigas conversaron con mi mamá un momento para ponerse al día en ciertas cosas. Nos dijo que subiéramos a mi habitación y ella nos avisaría más tarde cuando el almuerzo estuviera listo.
—Antes de que te vayas —me dijo cuando ya salíamos de la cocina— hablé con tu hermano y te mandó muchos saludos y besos para hoy.
—Awww —susurraban Belén y Grace.
—Que tierno. Gracias por decirme.
    Los minutos ya parecían horas, el tiempo no avanzaba como yo quería en este momento. La tarde con las chicas iba estupendo, en el almuerzo nos quedamos conversando un momento con mis padres acerca de distintas cosas hasta que decidimos subir nuevamente a la pieza, y ahí estábamos cuando Belén gritó de la nada.
 —¡Claudia! ¡Por Dios niña! Mañana es tu cumpleaños.
—¡Oh!
    Es verdad. Pero no tenía tiempo para andar preocupándome por la fecha, y menos me preocupaba que fuera mi cumpleaños, no tenía pensado hacer algo… a lo más invitar a Grace y Belén a mi casa como lo habíamos hecho el año pasado.
—Ni si quiera lo había recordado —reí.
—Puede que no haya fiesta, pero nosotros lo vamos a celebrar igual —dijo Grace animada— una salida de amigas…
—¡A tomarse un helado! —la interrumpió Belén.
—¿Y luego una pijama en mi casa? —sonreí.
—¡Será el mejor cumpleaños en la historia de los cumpleaños! —decía Belén.
—¿No crees que estas exagerando un poco? No será una fiesta ni nada de eso.
—Nop, la pasaremos di-vi-no.
    La conversación siguió con respecto a mañana, mi cumpleaños. ¡Oh! Diecisiete años. ¡Oh! Podríamos ir de compras también, y buscar unos vestidos así bonitos… en ese momento mi celular sonó.
—¿Diga?
—¿Cómo está la mejor de las bailarinas? —se escuchó al otro lado.
—Hecha un manojo de nervios, Max. ¿Tú como estas?
—Algo cansado, la universidad nos ha dado duro ahora. No sé si mamá te habrá dicho algo de míl…
—Sí, algo dijo.
—Bueno, te llamaba para lo mismo. Mucha suerte hoy y que todo salga bonito, una brazo grande.
—Muuuuuuuuuuuchas gracias hermanito —lancé un beso fuerte.
—¡Mándale saludos! —dijo Belén.
—Hey, escucha —le dije a Max y estiré el celular para que las chicas dijeron algo.
—¡Hola, Max! —dijo Grace.
—¡Hola, bombón! —Belén reía.
—¿Escuchaste? —el celular volvió a mi oído.
—Jajajaja —se escuchó la risa de Max— Se escuchó clarito. Mándale saludos a ellas también.
—Yo se los diré.
—Entonces te dejo. Un beso, Clau. Te quiero.
—Uno para ti, Max. Yo igual te quiero —colgó— Mi lindo hermano les manda saludos y suerte para hoy.
—Tan lindo que salió tu hermano —dijo Belén.
—No es por arruinar el momento, pero creo que ya deberíamos estar de camino al colegio —dijo Grace.
    Miré la hora en mi celular y ¡sí! Ya teníamos que estar de camino para allá. Los nervios volvían a aparecer mientras guardábamos las cosas que necesitaríamos para peinarnos y algo de maquillaje, al bajar mis padres ya estaban listos así que nada más salimos y nos subimos todos al auto. Nosotras nos bajamos a la entrada del colegio mientras mis padres iban a buscar un estacionamiento. Nuestra clase no era la única que bailaba, sino que como cinco clases más, pero al entrar a los pasillos parecía como si estuviéramos en un día normal de clases con todos los alumnos corriendo de aquí para allá. Habían profesores corriendo para todos lados, alumnos recién llegando como nosotras, en fin, el caos mismo. Fuimos a la sala que se nos había asignado para arreglarnos.
—Hemos llegado a tiempo —dijo Grace aliviada.
—Ahora… comencemos a arreglarnos —dijo Belén.
    Primero nos preocupamos del peinado, nada extraño, lo más lindo era una flor que nos habían comprado para ponerla en el pelo que tenía que ir algo rizado. El maquillaje requirió más tiempo porque era más delicado. Una de las profesoras más jóvenes se había ofrecido a ayudarnos así que una a una, íbamos pasando al frente de ella para que nos pintara. Y finalmente el vestido, tampoco algo extravagante… aunque la profesora tenía una rara idea de que fuera corto. Ajá, ella había pedido que nos hiciéramos todas un vestido igual y que “mostráramos las armas femeninas” lo que significó que fuera corto.
—¿Puede existir algo más lindo que nosotras? —preguntó Belén al mirarnos en el espejo del baño.
—Claro que no —todas reímos.
—Tengo ganas de ver cuanta gente hay…
—Pues ¡vamos! —dijo Belén.
    Salimos del baño y caminamos por los pasillos hasta llegar al patio. Tres partes del rectángulo que era el patio estaba ocupado por graderías llenas de personas y el otro lado estaba el animador del show. Había demasiada gente, demasiada.
—Woou —susurré.
—Tal como lo dices —comentó Grace— ¡demasiada gente!
—Dios, jamás pensé que se llenaría tanto —dijo Belén.
—Ahora sí que me desmayo —advertí. Mi corazón y mi estómago no me estaban apoyando para nada. Por un lado daba mil latidos por segundo y por otro sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
—¿Qué están haciendo ustedes aquí? —esa voz que reconocía en cualquier momento nos hizo voltearnos.
—Sólo queríamos ver cuanta gente había, profe —dijo Belén.
—Ustedes saben que tienen que irse a la sala, así que partieron para allá.
    Grace y Belén se quejaron, pero yo apenas era consciente de lo que decían. Andrés iba vestido diferente a los días comunes de clases: Estaba completamente de negro, una camisa negra doblada por las mangas hasta los codos y unos pantalones negros, algo formal pero sin exagerar. Algo sexy.
—Hola —lo saludé con un beso en la mejilla— ¿Cómo estás?
—Bien ¿y… tú? —preguntó cuando sus ojos me miraban de abajo hacia arriba— aparte de guapa, digo.
—Jajaja, tonto —le pegué en el brazo— un poco nerviosa.
—Todo saldrá bien —me tranquilizó.
—Tiene que salir bien… pero bueno, ya es hora de ir a la sala —comencé a alejarme de él.
—Sabes que iré contigo porque ando buscando a tu profe y no sé donde está.
    Caminamos juntos hasta la sala conversando de temas sin importancia. Al doblar por el pasillo vimos a la profe afuera de nuestra sala pero no estaba sola, a su lado estaba Felipe, mi pareja de baile, tenía el pie enyesado.
—¿Qué te pasó? —pregunté preocupada cuando Andrés y yo llegamos a su lado.
—Hay problemas —me interrumpió la profesora— Felipe no podrá bailar ahora.
—Pero, pero… —susurré.
—Lo siento, Claudia —se disculpó— sabía cuánto querías bailar.
—No importa, pero ¿estás bien?
—Sí, sí, una lesión jugando fútbol. Todo bien.
—Creo que ya no podré bailar —asumí. Y la verdad es que quería bailar.
—Tiene que haber alguna forma… —decía la profesora.
—No, no la hay. Felipe está lesionado —decía Andrés.
—No, no, no —la sonrisa en el rostro de ella era rara— no está todo perdido.
—¿Cuál es tu plan? —preguntó.
—Aquí sólo nos falta alguien que baila con Claudia, y yo conozco a alguien que baile genial y además se sabe el baile a la perfección.
—¿A quién te estas refirien…? —iba a preguntar pero rápidamente entendí el punto y ambas nos quedamos mirando a Andrés.
—¿Yo? No, yo no puedo bailar —decía él.
—¡Claro que puedes! —La profesora saltó— Bien, eso es lo que haremos. Tú bailaras con Claudia. Perfecto.
—Yo… no… no creo que pueda —Andrés parecía nervioso.
—Sí que puedes. Tú bailas y punto.
    La profesora se fue caminando como si nada hubiera pasado, Felipe me volvió a pedir perdón y se fue, Andrés en algún momento tuvo que irse porque no estaba cuando me di vuelta. Entré a la sala y me senté junto a las chicas.
—Clau, viste a Felipe —me dijo Grace— no puede bailar.
—Sí, lo vi y estuve afuera con él, pero ya está solucionado voy a bailar con Andrés.
—¿¡Andrés!? —exclamó Belén.
—Sí, voy a bailar… ¡AY.DIOS.AY.DIOS! —chillé.
—Clau, tranquila, ya has bailado con él antes —dijo Grace.
—¡Voy a bailar con Andrés! —Dije histérica— ¡NO! Yo no puedo bailar con él.
—Claro que puedes, mujer —dijo Belén— como dijo Grace, ya lo has hecho antes.
—¡Pero como no lo entienden! ¡El final del baile! ¡Recuerden! —Les grité más histérica que antes— tengo… tengo que besarlo.
—¡Oh! —exclamaron ambas.
    No. No. No. Esto  no puede estar pasando ¡No! ¿Cómo voy a bailar con Andrés? Esto no puede estar pasando ¡no puede! ¿Qué hago ahora? ¿¡Que hago ahora!? Al principio no era mala opción bailar con él, claro que no era una mala opción, pero por algo él estaba tan nervioso y se oponía a esto ¡él ya había pensando en el beso! Ahora todo calza a la perfección: él no quiere bailar conmigo porque no quiere besarme, sí, eso es lo que pasa. Ay, no.
—¿Qué diablos hago ahora? —pregunté.
—Uy, no lo sé —dijo Grace— esto sí que es….
—¡Es una locura! Yo no puedo bailar con él y punto.
—¿A quién se le ocurrió la flamante idea? —Preguntó Belén— Porque al principio pensé que tú habías ofrecido esta opción pero claramente no es así.
—A la profe, ella es la culpable de esto. Es más, Andrés no quería bailar, se negaba a hacerlo pero ella lo va a obligar.
—¿Tan mal esta Andrés para no querer bailar contigo?
—Belén, él ya había pensado todo más rápido que yo. Él ya había pensando en el beso y es obvio que no quiere bailar conmigo por eso… no quiere que haya beso.
—¿Andrés dijo eso? —preguntaron ambas.
—No, eso no lo diría, pero es obvio o si no ¿Por qué otra razón diría que no?
—Por cualquier otra razón menos esa, tontita —dijo Belén— Sí Andrés no quiere bailar será por otra cosa porque lo del beso debe ser lo de menos. Vamos, él se moriría por besarte.
—Claro que sí, Clau —dijo Grace— esa no debe ser la razón.
—¡Ash! No sé que hacer.
—¡Chicos! —Gritó la profesora desde afuera— Salgan que ya llegó el momento.
—Yo, no pienso salir de aquí —me aferré a la silla.
—¡Claudia Díaz! ¡Escúchame! —Me gritó Belén— Tú vas a salir de esta maldita sala y vas a bailar si o si ¿me oíste?
—Es que Belén, yo no…
¡Shut up! —Volvió a gritar— Vamos, tenemos que bailar —me tomó de la mano y me sacó a rastras de la sala con ayuda de Grace.
    Caminamos por los pasillos hasta llegar al lugar por donde tendríamos que salir a bailar. Había un grupo antes de nosotros que le tocaba salir a escena, por lo menos tengo unos tres minutos para calmarme. Mi corazón estaba sufriendo latidos convulsivos, no paraba ni medio segundo, y sentía que mis manos sudaban… en cualquier momento soy capaz de desmayarme.
—¿Estás bien, Claudia? —Grace se paró al frente— estas pálida, muy pálida.
—Estoy tan bien que creo que voy a vomitar.
—Belén —Grace la llamó— Claudia realmente está mal.
—Vamos, Claudia —ahora me habló más tranquila— el otro grupo ya salió a bailar, tienes que ponerte bien.
    Cerré los ojos y traté de poner la mente en blanco. Sólo respira. Inhala, exhala. Un minuto así y te sentirás mejor, Claudia. Sólo tranquilizaste, me decía a mí misma. Sólo es un baile cualquiera… pero que termina en un beso. Un beso con Andrés. Inhala, exhala. Aunque podríamos no darnos el beso, sí, eso sería bueno. Inhala, exhala.
—¿Estas mejor? —la voz de Grace me despertó.
—Sí, creo.
—En un minuto nos toca bailar —dijo uno de los chicos a nuestro lado.
—¡Uf! Un minuto —gemí— ¡Ay! —me tapé la cara con las manos.
—Claudia… este, viene Andrés —dijo Belén.
    Abrí los ojos y venía caminando entre los chicos que no entendían porque él estaba acá.
—Hola —sonrió ampliamente.
    ¿Y no se supone que estaba enojado? Él no quería bailar, a lo mejor cambió de opinión.
—Vayan tomando sus posiciones porque el otro grupo termina su baile luego —dijo la profe.
    Caminé hasta el final de la fila porque éramos los últimos en salir sin ver si Andrés me seguía o no. Necesito relajarme nuevamente. Inhala, exhala. Se escuchó una lluvia de aplausos lo que nos advirtió que estábamos a segundos de salir y todos comenzaron a chillar.
—¡Ay, no! —gemí.
—¿Estas nerviosa? —me preguntó Andrés con su  mejor sonrisa.
—Estoy hecha un manojo de nervios desde que nos dijeron que teníamos que bailar juntos —dije sin importancia.
—¿Por qué? —preguntó serio.
—Porque… no puedo bailar.
—Claro que puedes, lo has hecho un millón de veces y… —dudó— también hemos bailado juntos.
—Claro que hemos bailado juntos —dije algo histérica— pero no nos hemos bes… —me callé.
    El grupo que había estado bailando pasó al lado de  nosotros riendo y comentando lo bien que les había salido. Por los parlantes se escuchó como el animador daba algunos comentarios acerca del baile anterior y ahora comenzaba con nuestra presentación.
—No puedo hacer esto —me quejé.
—Sí puedes —Andrés me contradijo— Nosotros podemos.
—Creo que esta vez no —intenté salir de ese lugar pero él me tomo la mano— no voy a bailar —miré al suelo intentando escapar de su mirada.
—Si lo vas a hacer.
    De repente sentí como cada una de sus manos se apoyaba en mis mejillas y me hacía levantar la cabeza para mirarlo.
—Vamos a bailar juntos —dijo seguro.
—No puede hacerlo, Andrés —intenté soltar sus manos pero fue inútil.
—Vamos a hacer algo —sonrió divertido— vamos a imaginar ese día que estuvimos en el centro comercial comprándole el regalo a tu padre.
—No, no, Andrés —el agarre de sus manos era más fuerte en mi cara pero no dolía, claro que no dolía, se sentía genial.
—Claro que sí —siguió con su juego— vamos a imaginar que estamos comprando y que justo nos ponen esa canciones y nos ponemos a bailar como ese día.
—¿Cómo ese día? —dije embobada por la mirada de él.
—Así es, solos tú y yo —sus manos desaparecieron de mi cara y sus labios se posaron en mi frente.
    Nos miramos por unos cortos segundos, nos tomamos de la mano y salimos a escena con esa canción que ya podría llamarse nuestra.
Procura seducirme muy despacio
Y no reparo de todo lo que en el acto te haré
    ¿El público? Ni idea de la gran cantidad de gente que nos estaba viendo, yo sólo era consciente de Andrés que se encontraba a unos metros de mí y de cómo las chicas veían a los hombres acercarse a nosotros según la coreografía que teníamos.
Quizás convenga que te alejes, quizás
Me domina la tentación…
    Tres pasos, un giro y cada uno se encontraba al frente de su pareja. Los ojos de Andrés puestos en los míos y los dos sonreímos al mismo tiempo, tomó una de mis manos y la otra la apoyo en la parte baja de mi espalda. Sólo unos quince centímetros nos dividían y ahora el coro de la canción nos acompañaba.
Procura coquetearme más y no reparo de lo que te haré
Procura ser parte de mí y te aseguro que me hundo en ti
Procura no mirarme más y no sabrás de lo que te perderás
Es un dilema del que tú ni yo podemos escapar.

        Un dilema del que no quiero escapar. La rutina seguía como habíamos acordado y Andrés no se perdía de ni un paso, y yo era incapaz de escapar de su mirada. Cada giro, cada juego de brazos era especial. Era como si nos hubieran tomado y nos hubieran introducido dentro de una burbuja donde sólo había espacio para nosotros dos.
Ay, procura mujer ir acercando tus labios —Andrés me cantó al oído en uno de los momentos en los que quedábamos cerca— coquetearme despacio…
Que yo caiga en tus brazos… —canté antes de separarnos.
    La canción ya venía terminando. El fin se acercaba. Todos comenzaban a cambiarse de posición y a bailar algo como “estilo libre” mientras por un extremo se acercaba Andrés al centro y yo por el otro hasta juntarnos. Tomó mi mano, di un simple giro, mi corazón no dejaba de latir. Su mano derecha con mi mano izquierda quedaron entrelazadas al lado nuestro y su mano izquierda me tomó de la cinturas, me acercó…
Procura coquetearme más y no reparo de lo que te haré —Andrés dijo última frase de la canción a tres centímetros de mí.
    Sentí su respiración en mis labios y automáticamente cerré los ojos. Sentí el roce de los labios de Andrés en los míos. Un segundo. Me era incapaz de hacer algo. Dos segundos. Sentía un calor dentro, pero principalmente en los labios. Tres segundos. La mano que todavía teníamos entrelazada la apreté con cariño. Cuatro segundos. De algún lado frené las ganas de lanzar los dos brazos alrededor de su cuello. Cinco segundos. Y de otro lado se escucharon los aplausos y los gritos de público que hicieron de aguja a nuestra burbuja y lentamente nos separamos. Desvié rápido la vista hacia el público y sonreí como nunca lo había hecho.
—¡Woo! ¡Increíble! —gritaba alguien.
—¡Bravo, bravo!
—Esta fue la presentación de este grupo de chicos que interpretó una historia romántica —dijo el animador entre los gritos— y le demás un fuerte aplauso a uno de nuestros profesores, Andrés, que fue partícipe de esta rutina.
    A mi lado Andrés levantó la mano tímidamente y todos dimos una pequeña reverencia antes de salir.
—¡Lo hicimos! —gritaron algunos luego de salir de escena.
—¡Estuvo genial!
—¡Vieron como nos aplaudían! ¡Somos los mejores! —la voz de Belén se escuchó por ahí.
—Lo hicimos —susurré y levanté la vista hacia Andrés que todavía me tenía de la mano— ¡Por Dios, lo hicimos! —y aquí no pude frenar las ganas y lancé mis brazos alrededor de su cuello.
—Que te dije, eh —reía él— Lo logramos.
—¡Uf! Todavía no puedo creerlo. Fue fenomenal.
    Rápidamente nos sacaron de ese lugar porque venían otros grupos. Volvimos a la sala que nos habían dado y todos comenzamos a abrazarnos y a contar como no sabían salidos y todo. Tuve sólo un par de minutos para hablar con las chicas porque mis padres ya me estaban esperando fuera de la escuela.
—¡Cariño, fue hermoso el baile! —mi mamá me abrazo con fuerza.
—No sé de donde habrá sacado ese talento pero lo haces genial —mi padre nos abrazó a amabas.
    Luego de unos rápidos comentarios del baile, que para mi sorpresa ninguno se refirió al beso, comenzamos a caminar entre la gente para ver si lográbamos encontrar el auto.
—Deja tomarte una foto ¿sí? —preguntó mi madre.
—Que sea rápido —respondí.
    Tenía la costumbre de que cada vez que bailaba o actuaba algo en la escuela, a la salida me tenía que tomar una foto en las afueras del colegio.
—Una sonrisa —pidió— un, dos, tres ¡listo!
    Mis padres se encontraron con los de Grace y se pusieron a conversar unos minutos. Como si ya fuera rutina Andrés apareció cerca de nosotros.
—Mamá, voy y vuelo —le dije sin esperar respuesta.
    Me acerqué por su espalda y le tapé los ojos con la mano.
—Adivina quién soy.
—Te vi venir, Claudia —respondió divertido.
—¡Mentira! Jajaja —lo solté.
—Claro que sí, te observo en todo momento —me guiñó un ojo.
    Nos quedamos unos segundos en silenció hasta que por fin fui capaz de romperlo.
—Bueno, yo me vengo a despedir y a darte las gracias por haber bailado conmigo porque o si no lo hubiera hecho.
—Aquí hay que darle las gracias a la profesora, ella fue la de la idea.
—Tienes razón —dije pensativa— en fin, nos veremos el lunes.
—Ajá…
    Le di un beso en la mejilla pero quise atreverme un poco y lo abracé por el cuello. Olía tan bien… ¡Ya basta!
—Este… —dije nerviosa— nos vemos.
—Cuídate, preciosa —me besó en la mejilla.
    Me mordí el labio y giré rápido. ¡Ay! De sólo recordad el baile… el final del baile, el beso… automáticamente mis manos llegaron a mis labios. Cinco fueron los segundos que estuvimos sin distancia que nos separaran. Cinco segundos maravillosos.

Narración: Andrés.
    La observé caminar hasta donde sus padres. Lamentablemente no volvió a girarse como hubiese querido. ¡Uf! Esas piernas… Definitivamente Claudia era una chica guapa por donde se mirase. Me mordí el labio para ocultar una sonrisa. Y ese beso… ¡Dios! O bien, ese roce de labios que para mí fue… ¡uf! ¡Que autocontrol hay que tener, Dios mío! Si fuera por mí no me hubiera detenido, es más, hubiera tomado su rostro y la hubiera besado como nunca la han besado antes y no la hubiera soltado nunca más, pero no se podía porque no estábamos en el mejor lugar y porque no sabía cómo podía reaccionar ella. Pero las ganas de besarla todavía están aquí, aunque siempre han estado, pero ahora es más difícil controlarse.
Un, dos, tres veces nos besamos en la boca —canté— un, dos, tres pero por tu edad no me puedo arriesga… —maldita canción que me identifica— No somos brujos, pero inevitablemente, existe magia si nos vemos frente a frente…



                             **************************************************************************

Vieron el nombre tan original que tiene el capitulo xD No vaya a ser que luego salga un 
Procura 4.0 jajajaa! :D Pero bueno ¿Que les pareció? ¿Se esperaban esto? ¡Diganme todoooooo! :S
La verdad es que cuando me imaginé esto del baile y del beso, en mi mente era más fácil pero escribirlo que costó bastante ._.  Porfiiis! denme todas sus opiniones! COMENTEN! :)
¿Se esperaban esto? :O jajajaa estoy ansiosa por saber que opinaron :O
¿¡Vieron el video!? :O Si no lo vieron haganlo ahora mismo!!!! VEANLOOOO!
Por Dios! Cuando escuché la canción quede así  o.O  jajaaa! era perfectisima para la novela *.*
Es exactamente lo que piensa Andresito yumi yumi! jajaajaa! Simplemente perfecta ¿no? :)
Muchas se deben haber quedado pegada con: Procura coquetearme mas y no reparo de lo que te hare... ¿o no? xD jajajaaa ahora todas van a estar: Un dos tres veces, nos besamos en la boca... jajajaa! :)
Espero que les haya gustado el capitulo porque es el más largo hasta ahora :O jajajaa y ahora si que en los capitulos siguientes son... son unos capitulasos xD jajajaa!

Quiero dedicar este capitulo :O Yeep! *-* Porque en el capitulo pasado recibí unos comentarios demasiado hermosos de unas nuevas seguidoras :') ¡Nuevas seguidoras! Oh my god! *-*
Chicas que ya se leyeron toooooooodos estos capitulos .-.  Dios! no se como lo hicieron! o.O
En fin, este capitulo va especialmente dedicado para:  
Cammy Wickedness
A.S
Aprendiz de Escritora
Joana
Si chicas! Este va especialmente para ustedes, porque ya hicieron demasiado por mi *-* espero que les haya gustado esta sopresa y lo hayan disfrutado (:

Ahora que me estuve poniendo al dia con algunos de sus blogs he encontrado algunos premios que me han dado *-* así que ya es hora de ponerlos por aqui (:

Este me lo ha dado la antes llamada Jujee y ahora  Miluu  jajaa!

Tengo que nombrar 7 cosas que me gustan:
*Me encanta escribir ¿me creen? xD
*Me encanta cantar
*Me encanta la playa 
*Me encanta leer
*Me encanta Bruno Mars *-*
*Me encantan sus comentarios :3
*Me encanta estar toda transpirada luego de haber hecho mucho ejercicio ;)





Este otro me lo dio PaaulaLovesYou
Preguntas:
1.-¿Estas contenta con la personalidad de tus personajes?
Of course! Me encanta como actua cada uno de ellos *-*
2.-¿Cambiarias algo de ellos?
Nadita, nadita!
3.-¿Algunos personajes tienen un parecido contigo o tus conocidos? 
¡Claramente! No me siento identificada con uno solo. Puedo decir que a veces actuo como Grace o hasta puedo actuar como Belén xD ajá!

No tengo mucho tiempo para darlos, espero que no les moleste :c

¡Y eso es! uuuf! mucho que escribir xD
Ya he terminado por ahora... solo por ahora (:
Porfavor: COMENTEEEEEEEEEN! (: Quiero saber que les parece cada cosa que escribo :O
Y... les mando un abrazo, billones de gracias por esperarme *-*
Nos vemos el otro martes entonces, con otro capitulo, que espero, salga perfecto ^-^
Un abrazo, un beso y un nos vemos :3


PD: Las que no han votado y quieren votar por mi please! :) Nominada como: 
Mejor historia original  en Cazadora de  Blog's

Un  dos tres veces, nos besamos en la boca.
Un dos tres, pero por tu edad no me puedo arriesgar.
... Con tus ojos vas pidiendo que se rocen nuestros labios
~¡Uf! Que canción  *-*





Datos personales

Mi foto
Adolescente con muchos sueños en camino a cumplirlos. Soñadora empedernida que intenta vivir la realidad...