sábado, 20 de julio de 2013

Capítulo 70: ¿Por qué?

¿Por qué?

Narración: Grace.

—Claudia... por favor, deja de llorar un poco —le suplico.
     Hace quince minutos que Belén había llegado para ayudarme a tranquilizarla, pero no había forma. No podía calmarse. Tampoco habíamos podido entender por qué ellos habían terminado. ¿Es que existía alguna razón contundente para eso?
—Déjame ir a golpearlo, por favor —le decía Belén— Es que no puedo hacerte esto, ¿qué tiene en la cabeza?
—Es... que... —decía entre sollozos— no... p-puede ser... ¿Por qué? ¿Por qué se demoró tanto en decírmelo?
—¿Cómo que se demoró? —preguntamos al mismo tiempo nosotras.
     Claudia se sentó en su cama, se sorbió la nariz e intento hablar.
—Yo había ido para arreglar las cosas.
—¿Por la mentira de él y tus padres? —ella asintió.
—Entonces las cosas partieron mal... porque yo me puse a la defensiva.
—¿Y qué? ¿Te lo soló todo así de repente? —preguntó Belén.
—No, después llegó Tomás y le dijo a Andrés que no se podía ir de la ciudad —Claudia volvió a llorar.
—A ver stop.
—¿Irse? —Pregunté— Esto no tiene lógica.
—Se iría a otra ciudad y yo le pregunté el por qué y me dijo que lo de nosotros no iba a ningún lado.
—Esto no tiene sentido —Belén se puso de pie y comenzó a caminar— ¿Desde cuándo cree eso?
—¡No lo sé! —dijo exasperada Claudia— Pero lo dijo y punto. ¿Sabes lo doloroso que fue ver su rostro y que no se conmoviera un poco?
      Belén y yo nos miramos unos minutos. Esto no tenía lógica. Andrés no podía haberle dicho todo eso, o por lo menos no podría haberlo sentido.
—Déjame traerte un poco de agua ¿quieres? —Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta— Ayúdame Belén para traer para nosotros.
    Salimos rápido de la habitación y detuve a Belén en medio del camino.
—Esto no tiene sentido, dime que crees lo mismo.
—Pues la verdad es que sí, Grace —me miró confundida— No me creo a Andrés capaz de esto.
—Por lo menos no al Andrés que nosotros conocemos.
     Belén me miró y nos dimos cuenta del sentido de eso. Nosotros no conocíamos completamente a Andrés... él de verdad podría estar diciendo todo eso.



Narración: Carla.
     Me giro hacia el otro lado de mi cama y sé que ya no puedo seguir durmiendo. Comienzo a abrir los ojos lentamente. Suspiro. Uh, domingo. Hago un recuento de las cosas que tengo que hacer y me relajo al pensar que no es mucho. Busco mi celular para ver la hora, y me encuentro con un mensaje. Sonrío.
Te fuiste sin un beso de despedida. Me lo debes, eh.
Ser tu amigo no me basta, tenlo en cuenta...
Te quiero Carlita.
     Abrazo mi celular y me tiro a la cama nuevamente con él. ¿Habrá alguien más feliz en este segundo? Claro que no. Comienzo a teclearle una respuesta, pero a la mitad del mensaje suena la puerta, mi corazón se detiene. No será él ¿cierto? Me levanto y a mitad de camino me doy cuenta de que no es él.
—¡Levántate floja!
     Llego justo a la puerta y Mia salta en mis brazos.
—Hola amiguita ¿Cómo amaneciste hoy?
—Mejor que tú, no lo creo —cierro y me dirijo a la cocina en busca de una taza de café— ¿Quieres tomar algo?
—Café para mí también.
      Espero a que el agua hierva y recién cuando tengo los cafés preparados voy en busca de Mia.
—Sé por tu cara que lo has pasado genial, pero... no me dirás —tomo un sorbo.
—Que bien me conoces —sonríe y sopla su café antes de tomar— Y como me conoces sabes que tarde o temprano te lo diré todo.
—Lo sé —suspiro y me siento en un sillón. Mia suele ser demasiado reservada con sus cosas a veces.
—¿Y tú? —Se acerca y se sienta a mi lado— Ayer no me respondiste el mensaje por lo que di por hecho que estabas con Max.
—¿Mensaje? —Me pongo de pie y salgo en busca del celular que dejé en la habitación. Oh, sí había un mensaje. Vuelvo con Mia mientras termino el mensaje que le iba mandar a Max— Lo siento, ni si quiera lo vi para poder responderte.
—Tranquila —me sonríe— A sí que... Tú y Max... ¿Todo bien?
—Todo bien —asiento y tomo más café.
—Carla —me mira— Anda, dilo.
—¡Dios, es tan lindo conmigo! —Las palabras salen a borbotones— Si vieras como me mira, como me abraza, y escucharas lo que me dice, es... es... No lo sé, Mia, pero me encanta.
      Mia suelta esa carcajada que me hace sonrojar hasta los pies.
—Hey, no te rías.
—Es que no sabes cuánto tiempo esperé por escucharte hablar así.
—¿Así como? —más café a mi cuerpo.
—Así... tan feliz, tan viva... tan enamorada —me sonríe con ternura.
—¿Enamorada? —la boca se me seca a pesar del sorbo de café.
—¿Estás enamorada de él, Carla?
      Y aquí es cuando me doy cuenta de que no me había puesto a pensar en esto. ¿Enamorada? Eso significa mucho... demasiado.
—Okay, te pondrás a darles muchas vueltas al asunto —me detiene Mia— ¿Que te ha dicho él?
—Hoy me mandó un mensaje —me sonrojo y le muestro el celular.
—Ay, Dios mío, Carla —dice mientras lo lee— ¿Sabes lo que significa esto? —Me encojo de hombros— Max quiere ser tu novio, oficialmente.
     Me ahogo con el café que estaba tomando y me pongo roja como tomate.
—¿Novio?
—¡Sí, está clarísimo! —Se sienta sobre sus piernas y me mira emocionada— ¡Quiere ser tu novio!
—Ay —en un segundo siento como si estómago comenzara a revolverse.
—Nada de "ay" ¿Tú quieres ser su novia?
—Pues... sí, creo.
—¿Cómo que crees?
—¡Ay, Mia! —Me pongo de pie dejando la taza de café en la mesa— Tengo miedo.
—¿Miedo a qué, amiga?
—A que todo se acabe tan rápido, que esto sea algo tan corto y no tenga tiempo de disfrutarlo —me abrazo a mí misma— O que esto no signifique tanto para él como lo es para mí.
—Carla... —Mia se levanta y se acerca— ¿De verdad crees que a Max no le importa lo que tienen? Él te ama, amiga, te quiere tanto que te quiere como novia, quiere que todo el mundo sepa que estás con él, le gusta pasar tiempo contigo, le gustas tú —me apunta en el pecho— ¿No es eso lo que siempre quisiste, lo que siempre salía en esos libros que tanto lees?
—Pues... —mis ojos se ponen algo llorosos— Sí.
—Ay, Carla —Mia me abraza— Déjate llevar esta vez ¿sí? No analices cada movimiento.
—Lo intentaré —y es más una promesa que me hago a mí misma.



Narración: Claudia.
    La alarma de la mañana y la vuelta a la realidad.
    Me levanto y comienzo a hacer todo de forma autómata. A la ducha, la ropa, el bolso, desayuno.
—Cariño... —llama mi mamá— Mejor te quedas en casa si te sientes mal.
—No es la cabeza lo que me duele, mamá —respondo sin emoción.
    El día que llegué llorando sólo le dije porque lo hacía, no fui capaz de explicarle la situación. No, no llores de nuevo. Tenía que repetirme una y otra vez.
    Tomo mi bolso y salgo sin decir otra palabra. El sol ya comienza a salir, pero no siento calor, no siento nada. ¿Es que se puede pensar tanto, pero tanto en una persona? No puedo sacármelo de la cabeza. No puedo.
     Llego a la escuela sin darme cuenta de todo lo que caminé. Busco mis cosas en el casillero, no sin notar las miradas de algunos por ahí. ¿Sabrán ellos lo de Andrés y yo? Me detengo. Ya no es así, entre él y yo, ya no hay nada.
—Hola —Grace me saluda cuando llego a la sala.
—Hola.
     Me siento y espero a que la profesora llegue para comenzar la clase. Sé que Grace me está mirando, intentado hacer algo para distraerme, pero nada lo podrá hacer.
—Claudia... —me acaricia el brazo.
—No... —Se me quiebra la voz— Sólo... déjame.
      Miro al techo y comienzo a pestañear intentando no llorar. No puedo hacerlo aquí. Tienes que ser fuerte. Tengo que serlo.



Narración: Javier.
    La clase estaba por terminar mientras la ansiedad me estaba carcomiendo vivo. ¿Qué era lo que quería Belén?
    Hace unos minutos me había llegado un mensaje suyo pidiéndome que nos viéramos en el recreo. Era urgente. ¿Qué puede ser tan urgente? Oh, dios mío. Gaby. ¿Le habrá pasado algo? Desde anoche que no hablo con ella, y hasta ese momento estaba todo bien. Mierda, que pasa.
    El timbre suena y yo ya estaba parado en la puerta para ir al lugar en donde Belén me había dicho. Espero unos minutos y ella aparece con sus cosas y con una mirada para nada buena.
—Explícate rápido —no, no hay tiempo para saludos, pienso.
—Se trata de Claudia —una parte de mí se relaja, pero otra se pone en alerta completamente.
—¿Qué pasa con ella? ¿Está mejor, no?
     Luego del accidente la había visto sólo una vez cuando fuimos todos a su casa. Cuando la vi estaba bien... o sea, dentro de lo que se puede estar bien luego de tal cosa. ¿Habrá empeorado? ¿El golpe en la cabeza dañó algo?
—Belén, habla de una vez.
—Se trata de Andrés... Él terminó con ella —hace una mueca de fastidio.
—¿Terminaron? ¿Cuándo? ¿Cómo?
—Hace unos días. Y el cómo es una historia larga que no sé si puedo contarte, pero necesitaremos tu ayuda.
—Obvio, dime que puedo hacer yo.
—Lo que sea, Javier —Belén se calla cuando unos chicos se nos acercan y luego vuelve a hablar— Ella está mal. De alguna forma tenemos que levantarle el ánimo, hacer lo que sea.
—La ayudaremos, Belén —intento sonreír.
     Nos ponemos de acuerdo en juntarnos para el almuerzo ya que la segunda clase ya va a empezar.
—No se te ocurra decirle esto a nadie —me dice antes de separarse— Sólo a nuestro grupo cercano. Ya sabes que lo de ella y Andrés era un secreto.
—Confía en mí, nadie se enterará.



Narración: Grace.
—Hola —Emilio me sorprende guardando las cosas para luego ir a almorzar.
—Hey, hola —sonrío— ¿Vamos a almorzar?
—Claro —me da esa sonrisa que me alegra un poquito más— No te preocupes tanto, Claudia sabrá salir de esta.
      Me llevo repitiendo eso todo el día. Es que es horrible verla así. Ella siempre era la que nos levantaba el ánimo, la que bromeaba todo el rato, y ahora... ahora nada. Lo peor es no saber qué hacer para hacerla reír un poquito.
    Entramos al casino y Belén viene con ella mientras Javier ya cuidaba nuestra mesa.
—Alguien más muere de hambre —dice Javier— porque mi tripa no ha dejado de sonar en toda la clase anterior.
—Eso es historia de todos los días —bromea Emilio al sentarse y casi todos reímos un poco. Claudia no lo hace.
—Iré por mi comida —Javier se levanta y todos nos sentamos.
     Un silencio nada cómodo queda en nuestra mesa a pesar de todo el ruido que hay en este lugar. Nadie sabe qué hacer para empezar una conversación. Comenzamos a comer si comentarios.
—Claudia —la llamo pero no responde. Oh no, mala señala— Hey, amiga —y ahora si me mira— ¿No comerás nada?
—No tengo mucha hambre —se encoje de hombros.
     Javier llega unos minutos después y gracias a Dios sabe cómo comenzar una conversación. Los temas son súper superficiales, pero en algo ayudan a nosotros a relajarnos. Sólo hasta que mete la pata con un tema.
—¿Se acuerdan cuando hicimos esa guerra de comida? —Javier ríe.
—Fue genial —comenta Emilio.
—No, no fuera para tanto —le resta importancia Belén mientras me mira.
—¡Cómo que no! —Insiste Javier— Fue lo máximo. Y si no me equivoco Claudia fue la malvada en empezarla.
     Todos la miramos y mi corazón se vuelve a encoger.
—Creo... —dice con la voz a punto del llanto— necesito salir de aquí.



Narración: Claudia.
     Tomo mi bolso e intento salir rápido del casino.
     Bastó ese recuerdo de la guerra de comida para que Andrés volviera a mi mente al recordar ese momento en el baño y el arroz en mi pelo.
    Es increíble lo que los chicos han estado intentando hacer todo el día: bromas aquí, conversaciones allá, pero no, no puedo. Intento desconectar mi cabeza de los recuerdos, de las palabras, de ese día, pero es imposible. Lo peor de todo es que hay ciertas preguntas que siguen rondando: ¿Por qué? ¿Por qué tenía que acabarse todo? ¿Cómo llego a acabarse todo? En qué segundo pasó que yo no me di cuenta.

     Camino rápido hacia la salida de este lugar lleno de gente. Y el destino me traiciona. Andrés viene hacia acá con otra profesora, aquella que llegó con él. Escondo mi rostro detrás de mi pelo y miro hacia el otro lado intentando que no me vea. Cuando ya pasa por mí lado, suspiro pesadamente. Pero lo siento. No sé cómo, pero soy capaz de sentir su mirada puesta en mi espalda. Cuando voy doblando la esquina me giro un poco y me doy cuenta que no me equivoqué. 



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Hola amigoooooos :)
Sip, sé que me odian por el capítulo pasado :O
¡Pero yo les advertí que venía el momento de más tensión!
Espero que nadie descubra mis secretos de lo que vendrá ):

CAPÍTULO DEDICADO :)
Este capítulo va con todo mi amoooor para 
MARLUUU :)
Jiji *--*
Feliz no cumpleaños linda :D
¡Te deseo lo mejor de lo mejor guapa!
Feliz no cumpleaños te desean Andrés y Claudia y todos los personajes de Amor Furtivo :)
(tenía que decir eso xD)

Llegó el momento de las malas noticias ):
vuelvo a clases.
Lo que es lo mismo que irse al infierno.
NO QUIEROOOOO ):
Será mi último semestre en la escuela ):
Y el peor de todos >< Porque además tengo que preparar una prueba mega importante para ver si quedo en la universidad. Oh dios. 
No sé que haré de verdad, chica. El semestre pasado no fue suficiente el esfuerzo para actualizar con tiempo y este... dios me ayude.
En fin, espero tener algún rinconcito de mi tiempo en donde pueda escribir ):

Quiero agradecerle a dos personitas:
Primero a mi Virialt:
Guapaaa, de verdad que tu comentario me ayudó mucho con el problema que tenía de querer terminar todo esto rápido ): Me hiciste recapacitar :)
Así que ni te imaginas cuan importante fue el comentario para mí *-*
Y que te disculpas por pasarte si yo igual me demoro mucho por tu blog ):
En fin linda, fue lo máximo leer tu comentario <3 nbsp="">

Y segundo agradecerle a Catuu Javieraa
Uf, ¿Te leíste los 69 capítulos? |: dioh'mioh'
Jajaja muuuchas gracias por haberle dedicado tiempo a mi blog *-*
Eso es algo que jamás entenderé ¡que se gasten días en leerlo! D:
Como sea, millonesimas de gracias, y lamento, en verdad me duele mucho, no poder seguirte enseguida ): Es que mi vida escolar es un caos ahora ):
A ver si es que cuando termine este huracán las cosas se pongan bonitas *-* Lo siento ):

Sip, eso ha sido todo ;)
¿El cap estuvo largo, no? 
Lo bueno es que ya tengo algo avanzado del otro :)
A ver si lo termino y puedo ir avanzando con tiempo *-*

Abrazos para todos ustedes, personitas que me levantan el ánimo en los peores momentos *-*



viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 69: Tan cobarde.

Tan cobarde.

Narración: Claudia.
—Ni yo me tomo bien la idea de que te irás a trabajar a otra ciudad, ¿Cómo crees que lo hará ella?
—¿Cómo? —entro rápidamente al living y ambos se me quedan mirando.
—Mierda —dice el amigo de Andrés.
     No me siento alterada, porque esto tiene que ser un malentendido ¿no? ¿Por qué Andrés se iría a otra ciudad? ¿Y por qué no me lo habría dicho? Nada tiene lógica.
—Andrés... —exijo. 
—Bien, creo que yo... metí la pata —Tomás comienza a retroceder hacia la puerta— Nos vemos... otro día.
   ¿Qué clase de broma pesada era esta? Lo quedé mirando por varios minutos esperando que se riera, que me dijera que todo era un broma de Tomás, pero no. Nada. Su rostro estaba frío, sin expresión. ¿Es verdad entonces? ¿Se va? ... ¿Me deja?
—Claudia yo...
—¿Que te vas? —Mi voz se quiebra al final de la oración— Tienes que estar bromeando —rio histérica— ¿Por qué te irías, eh? 
—Por favor, siéntate —apunta hacia al sillón.
—No me... pidas que me siente —suspiro intentando calmarme. 
    Sostenemos nuestras miradas. Intento tragarme todas las lágrimas que hay en mi garganta. ¿Es esto una pesadilla? Tiene que serlo. 
—¡Habla de una vez! 
     Andrés me da la espalda y se aleja hacia el otro lado de la habitación.
—Sí,  me voy —sus palabras son frías, sin emoción. 
—¿Por qué? ¿Cuándo? ¿A dónde? ¡Que es lo que está pasando! —le digo que no a mis lágrimas, he intento pedir alguna explicación. 
—Porque necesito hacerlo —responde escueto. 
    Atravieso la habitación en un segundo y lo tomo de la mano para que se de vuelta y me mire. Sus ojos están fríos, distantes, como... como si esto no le afectara.
—¿Por qué necesitarías hacer esto Andrés? —Digo desesperada— ¿Es por todo lo que ha pasado? No puede ser por eso —niego rápidamente— Todo está bien Andrés, tu no tienes la culpa de nada. Óyeme bien, no tienes la culpa.
—Claudia, no es eso —suelta el agarre de mi mano.
   Y con sólo ese gesto, la verdad cae sobre mí. El dolor me aprieta el pecho dejándome sin aire mientras el vacío entra en mí. En un segundo todo se aclaró, todo se aclaró pero las cosas se volvían negras. 
—Se acabó, ¿no? —Sin saber de dónde, saco fuerzas para no echarme a llorar en ese segundo— No te atrevías a decirme que esto —apunto hacia nosotros— ya no te importa. 
     Silencio. Ni una estúpida palabra sale de su boca negando lo que estoy diciendo. 
—¿Desde cuándo? —Pregunto manteniéndome firme aún, no llores, no llores— ¿Desde cuándo te mueres por decirme esto pero la cobardía te ganó?
     Las palabras salen tan ácidas de mi boca, tan frías que no me reconozco. Finalmente se da la vuelta y me da la cara. No es él. No es el Andrés que conocí y con el que he compartido cosas inolvidables. Lo perdí.
—Siento que lo de nosotros en verdad no va hacía ningún lado —otra daga mientras me trago las lágrimas— Creo que nos estamos engañando a los dos si seguimos con esto.
—¿Engañándonos a los dos? —una risa sarcástica se me escapa de los labios sin poder aguantarla— ¿Sabes? ... Jamás, pero jamás en la vida te creí así —lo apunté— Tan... cobarde. 
     Las palabras salieron sola por mi boca, ni si quiera pensaba lo que decía, no podía pensar. Me acerco al sillón para tomar mi bolso que estaba en él, ya que al parecer ya no tenía nada que hacer aquí. Podría pedir una explicación, podría preguntarle desde cuando había estado pensando esto, pero no me importaba. Todo se había acabado. Todo. Camino hacia la puerta con la idea de que esta podría ser la última vez que esté aquí, pero justo cuando voy en camino me detengo. Me devuelvo hacia él, me detengo justo a centímetros de su rostro. Observándolo... me doy cuenta que en verdad esto se acabó.
—Qué lástima —me tomo un segundo— que ni si quiera por todo lo que vivimos hayas sido capaz de hablarme con la verdad. 
    Me devuelvo rápidamente y cierro la puerta detrás de mí. Los sollozos detenidos me amenazan con ahogarme, con tirarme al suelo y llorar todo lo que tengo, pero no, tengo que llegar a mi casa. Pero es  imposible, comienzo a llorar como nunca lo había hecho. 


Narración: Belén.
—¡Que pedazo de película! —digo mientras salimos del cine.
—Ni que lo digas —me responde Alex— buenísima. 
     Caminos por el centro comercial comentando toda la acción que vimos y nos pusimos de acuerdo en que tendríamos que ver más. Él y yo. Juntos. 
—¿Te gustaría comer algo antes de irnos? 
—No estaría mal —le respondo a su sonrisa. 
    Nos sentamos en una mesa con nuestros helados y sé que tengo que decirle lo de Gaby, que ella quiere hablar conmigo.
—Gaby quiere hablar conmigo —suelto sin anestesia.
—¿Quiere? —me mira sin mucha sorpresa— Y tú no.
     Puedo entender que no es una pregunta, sino que la total corroboración de lo que siento. 
—Tengo miedo de hacerlo —susurro mirando hacia otro lado.
—¿Miedo? —hay sorpresa en su voz.
—Sí... es que... —no logro articular palabra. Nunca he sido buena expresándome bien y esta vez no será la excepción— arg, no sé.
     Quita nuestros dos helados y los corre hacia un lado de la mesa para que nada estorbe nuestra distancia.
—¿Qué es lo que pasa, Belén? ¿A que le tienes miedo?
     Su mirada penetra la mía e intenta averiguar qué es lo que pasa. Suspiro largamente. Y sé que aquí es el momento de exponer todos mis miedos y dudas. Algo que nunca he hecho.
—No sé... es... el hecho de saber que ustedes dos tuvieron algo, de que tienen una historia juntos que yo no sé, que no comparto... prácticamente llegué a meterme en medio de su relación ¿Sabes cómo me hace sentir eso a veces?
—Pero Belén tú...
—Déjame terminar ¿sí? —le suplico y el asiente.
—No creo que me vaya a decir que me odia ni nada, pero es que... me da celos. Me da celos el hecho de que ella conoce todo de ti, de que en un segundo podría decirte algo y tu ¡zas! vuelves con ella y me dejarías aquí —remuevo mis manos nerviosas sin poder levantar la vista de ellas— Toda esta situación me pone claramente en desventaja, ustedes además son amigos y... —niego incrédulamente y sonrío por lo estúpido que suena esto.
      La pequeña risa de Alex me despierta y me pone incómoda.
—¡No te rías! 
—Es que es la primera vez que te abres completamente conmigo.
—Bueno, tenía que llegar el momento ¿no? Si queremos que al final  lo nuestro.... —me callo avergonzada. ¿Lo nuestro? No puedo estar hablando así... 
—Belén —se acerca por encima de la mesa— tú no tendrías que preocuparte tanto. Si bien yo con Gaby ahora somos amigos, es sólo eso, lo pasado ya fue, no te agobies con eso porque yo ni si quiera he pensado ello... sólo pienso en ti.
—Ay, que cursi —bromeó para esconder la vergüenza y emoción que sentí sólo con esa frase.
—Si la verdad es cursi, déjame serlo todo el tiempo —rió— pero esa es mi verdad, Belén. Gaby no hará nada para volver conmigo porque sé que está feliz con Javier y ella sabe que yo te quiero a ti, que estoy luchando por ti... lo único que quiere es calmar las cosas entre ustedes.
—¿Tú crees?
—Eso es, Belén.
      Medito un poco las cosas y... ya no todo es tan feo como antes. Si Alex puede asegurarme de que ella sólo quiere recuperar en parte nuestra relación, puedo someterme a esa charla, lo podré soportar.
—Gracias —sonrió abiertamente. 
—Sabes que estoy aquí, Belén, no me iré lejos tan pronto. 
     Sé que las cosas no están totalmente claras entre nosotros, que mis dudas se disiparon un poco, pero aún hay algo ahí... pero también sé que las ganas de besarlo en ese momento eran imposibles de evitar.


—¿Grace? —Contestó el celular justo cuando voy entrando a mi pieza luego de salir con Alex— ¿Cómo andas?
—Belén.
—Mierda —el tono de su voz me deja claro que algo va mal— ¿Qué pasó? No me asustes.
—Es Claudia.
—¿Qué? ¿Está mal? ¿Le pasó algo?
—No, pero Andrés terminó con ella.
—¡¿Cómo?!
—Tienes que venir a su casa, estoy aquí con ella, pero está mal... muy mal.

     Y sin darme cuenta ya estoy en la calle corriendo a su casa.

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Eh... ¿Hola? ¿Alguien ahí todavía? No me sorprendería si no.
Uh.
Soy tan pero tan mala con ustedes ):
El capítulo... uh, una mierda. 
Me partí la cabeza intentando buscarle una solución porque era un capítulo importantísimo, pero decidí ponerlo así  no más y seguir con lo que viene a quedarme pegada en esto y tenerlas a ustedes sin nada que leer.
De verdad lo siento.

¿Las cosas por aquí?
Bueno al fin salí de vacaciones por dos semanas después de un semestre ho-rrible. 
Y lo peor es que tengo que seguir estudiando en las vacaciones, ñe ):

Estoy haciendo lo imposible por continuar esto, pero me esta costando mucho  y me da una pena ): Creo que desde aquí las cosas comenzaran a ser algo más rápido para llegar al final y terminarlo rápido... no puede ser que este diciendo esto D:

Para las personitas que aún siguen ahí, gracias por TODO.
Creo que lo que menos merezco en este caso es que alguien siga leyendome... soy un asco ):

Espero poder verlas dentro de poco :)


Últimamente me he hecho adicta a twitter así que si alguien tiene
¡síganme! jajajaja :)
Facebook como que ya no lo uso mucho O:

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