domingo, 15 de diciembre de 2013

Meses y meses.


¿Agosto? Dios, demasiado tiempo. 
¡Que tal gente! ... Si es que queda gente por aquí.

Bueno, la verdad es que no sé si seguirá gente por aquí revisando y esperando que en algún momento me digne a dar señales de vida, pero por respeto a los que en algún momento lo hicieron tengo que explicar que estuvo pasando.

Este último semestre viví una etapa de lo más estresante e importante de mi vida. Terminé la escuela. Se cerró un capítulo en mi vida y eso me ha traído tanto lágrimas como un estrés que no pensaba. ¿Estrés? Bueno, el tema es que aquí en Chile los egresados de la escuela tenemos que rendir una prueba para poder sacar un puntaje y ver si ese puntaje alcanza para la carrera universitaria que quieres. La angustia que viví por un tiempo fue horrible, lloré, me estresé cuando ya no había nada que hacer, me cuestioné mucho, pero ya pasó y ahora estoy en la espera de los resultados.

No les miento que ni el tiempo me alcanzaba para pensar en el blog. Y ahora que pasó todo lamento no haber dado noticias antes, pero fueron cosas que se me escaparon de las manos.

Bueno, vayamos al punto. Se preguntan que pasará con el blog, y la verdad es que yo he dudado mucho que hacer, pero ya lo decidí: lo continuaré. Pero no todo está bien aún. Decidí continuarlo porque es una meta mía, para cerrar este hermoso proceso con mi primera novela, y porque aunque haya sólo una persona leyendo esto, se merece un final. El problema aquí es que no será fácil volver a escribir, por lo que me costará un poquito volver a retomarlo. No digo meses, pero costará. Ni yo recuerdo en que dejé la novela, por eso necesito volver a releer un poco y ver que está pasando. ¡Dios, que situación es esta!

Bueno, no quiero alargarme más, quise ir directo al punto para no aburrir o prometer cosas que no cumpliré. 

Espero que si alguna personita sigue por aquí, que sepa que se lo agradezco un montón, y que tenga esta última esperanza en mí, porque Amor Furtivo no se terminará sin un final como debe ser.

sábado, 3 de agosto de 2013

Capítulo 71: Suena tan fácil.

Suena tan fácil.

Narración: Belén.
—¿Dónde mierda estás Claudia?
    Desde que salió del casino no sabemos dónde está. Claramente nadie pudo seguirla porque necesita ese momento para ella. Pero jamás pensamos que desaparecería de esta manera.
—No me responde el celular —vuelve a decir Grace— pero no lo tiene apagado porque no me manda al buzón de voz.
—No está en ninguno de los baños —dice Javier al llegar con Emilio.
—¿No tiene un lugar así como... un escondite o algo? —pregunta Emilio.
—No —Grace me mira y yo también afirmo lo mismo— No que nosotras sepamos, por lo menos.
     ¿Dónde mierda te metiste Claudia? Definitivamente no hay que dejarla sola. No es que vaya a cometer un suicidio ni nada, pero... es nuestra amiga. Deberíamos haberla acompañado en ese segundo. ¿Cómo fui tan tonta?
—¡Un mensaje! —saltó cuando mi celular vibra y leo en voz alta— Chicos, no se preocupen por mí, estoy en mi casa. Gracias por todo.
—¿Eso no es una despedida, cierto? —la cara de Javier se pone pálida en un segundo.
—¡No hables estupideces! —le dice Grace enojada— Ella no sería capaz de hacer nada.
—Claro que no —recalco— Claudia no sería capaz de nada.


Narración: Claudia.
    Llego a mi casa en piloto automático mientras mi cabeza sigue siendo masoquista al traer más y más recuerdos. ¿Es que no me puedo desconectar sólo un momento?
     Entro en mi casa y agradezco que no haya nadie en ella, no ando con ganas de dar explicaciones de por qué estoy aquí tan temprano. Eso se la debo a Max cuando lo llamé desde el colegio.

—Hola hermanote —intento sonar feliz.
—¿Claudia? ¿Estás bien?
—¿Puedes hacerme un favor? —trago el nudo de mi garganta.
—¿Qué pasa? —su voz se altera.
—Llama al colegio y pide retirarme. Sólo di que tengo que salir, no te pondrán problemas.
—No estoy entendiendo, ¿qué pasa? ¿Por qué quieres salir? ¿Te sientes mal?
     Suspiro y dejo que las lágrimas salgan. Ya no puedo aguantarlas.
—Sólo hazlo. Prometo irme a casa.

    Y aquí estoy. En mi casa. Sola.
    Subo arrastrando los pies y me tiro a la cama. ¿Por qué?

—¿Bailas conmigo? —me preguntó Andrés.
—Eh… profe —dije sonriendo.
    Esto sí que es raro…
—Anda, y por favor no me sigas llamando profesor porque acá no lo soy —me pidió
—Está bien, Andrés —corregí.
—Entonces ¿aceptas bailar? —preguntó de nuevo.
—Mmm… okay vamos —dije tomándolo de la mano.
    No estaba haciendo nada malo… ¿o sí?
    Llegamos donde estaban todos y Antonio gritó por lo alto.
—Cuidadito Andresito que esa chiquilla tira fuego en la pista —dijo pícaramente.
—Ay, cállate —le dije golpeándolo.
—Si es verdad… o ¿acaso nos vas a negar a todos que bailas mal?
—Eso no lo puede negar —afirmó mi hermano orgulloso, que bailaba con una chica.
—Ya está bien… —dije rindiéndome.
—Entonces comprobémoslo —Andrés me guiñó un ojo, me tomo de la mano y me acercó un poco más hacia él.

     Inevitablemente se me escapa una sonrisa. Que luego se vuelve una mueca. Que luego ya es llanto. Quién hubiera pensando que después de esa fiesta... Detente. No puedo seguir así, no puedo seguir pensando en él. Pero es que en los recuerdos son el único momento en dónde soy feliz por un segundo.

 Íbamos caminando por los pasillos del centro comercial cuando escuché esa canción.
—¡Aaah! —Chillé emocionada— ¡Amo esta canción!
—Tengo una idea —dijo Andrés.
    Él tomó la bolsa con las cosas que traía y mi bolso, los dejo a un lado del pasillo donde  nadie los tomaría, me tomó la mano y se puso al centro del pasillo y me dio una vuelta.
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunté nerviosa.
—Vamos a bailar tu canción —me sonrió y tomó mis manos mientras me volvía a girar.
—No... me gusta bailar.
—¡Claudia! No seas mentirosa —negaba con la cabeza— ¡Vamos!

    Más lágrimas salen de mis ojos. ¿Cómo se supone que borras de tu mente los recuerdos más vivos que tienes? Suspiro y suspiro en un intento de calmarme. Sé que es un error, el peor de todos, pero me levanto y voy en busca de mis audífonos, pongo música y espero hasta irme en el sueño.


    Me doy vuelta en la cama, pero siento que ya no estoy sola. Veo que ya no hay luz afuera, al parecer dormí más de la cuenta. Levanto mi vista y veo a Max a los pies de mi cama.
—Hola —susurro y mi voz se escucha de lo peor.
    No me responde. Me paso la mano por los ojos y no tengo que adivinar que estoy hecha un desastre. Me siento en la cama y recién me doy cuenta de que estoy tapada con una manta.
—¿Hace cuánto estas aquí?
—En tu pieza no hace mucho.
    Asiento lentamente. Está preocupado. O sea, realmente preocupado.
—Lo siento —susurro luego de unos minutos.
—¿Que sientes? —no le puedo ver bien la cara porque no está la luz prendida, sólo entra luz de la ventana.
—La llamada de hoy. Te preocupé de más.
     Suspiro. Siento que suspiro cada segundo, pero es que esta situación me cansa, me quita el aire y es como si tuviera que buscar más de él para respirar.
—¿Qué pasa, Claudia?
     Pienso un poco. Pasan muchas cosas, pero todo se resume en que se terminó. ¿Por qué? Y el dolor vuelve, comienza a presionar mi pecho, podría ser que alguien lo apreta fuerte, le quita todo el aire, luego llega a la garganta, dejando ese nudo imposible de desaparecer hasta que el primero de los muchos sollozos se escapa.
     Sin darme cuenta en que segundo se acercó, Max me rodea con sus brazos y me sostiene ahí en su pecho, acariciando mi pelo. Intento cerrar mi boca para no llorar más, esto está siendo demasiado.
—Dímelo, por favor —ruega Max.
—Andrés y yo... bueno, se acabó.
     Max no habla. No comienza a gritar por la habitación como pensé que lo haría, y en este segundo se lo agradezco porque no estoy para eso, sólo quiero que me abrace, así como ahora.
—¿Por qué terminaron? —pregunta luego de unos minutos.
—No lo sé —respondo— Al parecer él... no.... eso.
—¿No habrá sido... no sé, una pelea estúpida? —supone.
     Vuelvo a ese día, a ese momento en el que soltó mi mano, sus ojos mostrando nada, su vaga explicación... ojalá hubiera sido una pelea estúpida.
—No, no lo fue.
     Volvemos al silencio. Por un segundo me pregunto que estará pensando. Recuerdo lo loco que se puso cuando se enteró de todo, cuando...

—¡Maldita sea! —Con la otra mano apuntó hacia Andrés— ¡Este imbécil me mintió! ¡Siente algo por ti, Claudia! ¡Este imbécil te quiere y él me prometió que no era así!
Vi como Max cortaba la distancia entre él y Andrés, y le daba con su puño en toda la cara, sin que Andrés quisiera defenderse.
—¡Maximiliano! —Exclamé furiosa— ¿¡Que mierda hiciste!?

—¿Que tengo que hacer, Max? —Comienzo a hablar— No puedo sacármelo de la cabeza, y duele mucho pensar en él... duele. Duele saber que para él se acabó y que para mí... para mí lo de nosotros nunca hubiera tenido un final —se me escapa una lágrima.
     Sus brazos alrededor de mí apretaron más el abrazo, como si intentaran juntarme en una pieza de nuevo. De repente se alejó y me giró para que lo mirara. Limpió el resto de un par de lágrimas con su mano.
—El recuerdo no podrás sacarlo de ahí —me tocó la cabeza con su dedo— menos de ahí —apuntó a mi corazón— pero tú sí podrás seguir adelante. Sé que lo que ustedes tenían era bonito, pero a veces las cosas pasan y no tienen sentido en ese momento. Pero tienes toda la vida, Claudia, toda la vida para enamorarte, llorar, volver a enamorarte, no dejes que esto te frene para todo lo demás.
—Pero pienso todo el día en él, Max, todo el día... —y mientras hablo se me vienen mil y un recuerdos.
—Y lo seguirás haciendo, pero cuando menos te des cuenta, será un recuerdo agradable, ya no dará pena.
—Suena tan fácil —resoplo y sé que eso es lo que menos será.
—Pero será difícil, lo sé, pero también sé que tú puedes hacerlo. Vamos, eres mi hermana —me codea y yo comienzo a reír— Ves, esa es la chica que quiero ver, esa es mi hermana.
     Sonrío como hace tiempo no lo hacía y  siento que un momento de felicidad, de que no estoy sola y que puedo ser lo suficientemente fuerte para esto. Me lanzo en un abrazo para él.
—Gracias —le digo de todo corazón— Eres el mejor hermano del mundo.
—Y yo tengo a la mejor hermana del mundo.


Narración: Belén.
—Que mal —responde Gaby— ellos se veían bien juntos.
—Sí —suspiramos juntas— pero ya no podemos hacer nada.
     Me quedo pensando un rato en Claudia. Creo que nunca la habíamos visto así... es que nunca se había enamorado de esa forma. ¿Por qué tiene que ser tan complicada esta mierda del amor? Me levanto para ir a buscar algo de comida cuando Gaby me detiene.
—Belén ¿podemos hablar? —me tengo pero no soy capaz de darme vuelta— Por favor.
      Suspiro silenciosamente porque sé que es el momento. Vuelvo a sentarme a los pies de mi cama y me quedó ahí, mirando la interesante mancha del suelo.
—Tú dirás —respondo en un susurro.
—Bien... Han pasada tantas cosas que no hemos tenido tiempo de hablar de... lo que está pasando con nosotros ¿no? —asiento lentamente— y... la cosa es bastante rara.
—Muy —afirmo.
—No puedo negarte que al principio me volví loca cuando me enteré de lo tuyo con Alex.
—No había nada entre nosotros en...
—¿Ese momento? ¿Y ahora? —el tono de su voz hace que me encoja un poco más. ¿Por qué me siento tan mal por esto?
—Mm —es lo único que sale de mi boca.
—Belén... sinceramente ¿nunca te diste cuenta que Alex podría haberse fijado en ti en algún momento?
     La pregunta me sorprende. ¿Qué quiere saber en verdad? Intento hacer memoria de cómo eran las cosas antes: era antipática con él, bien antipática ¿eso es algo malo? digo, en verdad fue para mejor ¿no?, ciertas bromas que se las hago a cualquiera ¿las habrá malinterpretado? Me detengo porque ya entiendo la pregunta de Gaby y la rabia llega sin detenerla.
—¿Tú no creerás que yo intenté quitártelo desde un principio, cierto? —voy aumentando el tono de voz con incredulidad— ¡Por quien me tomas, Gaby! —exclamo enojada— ¿Cómo crees que hubiera sido capaz de eso? —me pongo de pie— Jamás, escúchame bien, jamás haría algo así.
    Gaby me mira algo incómoda, pero es que me dolió lo que dijo. ¿Cómo se le ocurre que...? Yo no soy así. Claro que no. Me duele que piense eso de mí. Golpe bajo, amiga, golpe bajo.
—Lo siento —se disculpa— No creí que...
—Está bien —la corto— Pero tienes que tener claro que, sí, bien, puede que me haya gustado algo Alex, pero jamás me hubiera atrevido a eso... Somos hermanas, Gaby.
—Bien, bien —sigue disculpándose— Me equivoqué, lo siento de verdad. Pero es que en ese momento no sabía que pensar, y sé que tú eres bastante... coqueta y te gusta el juego, entonces...
—No —le detengo— Una cosa no quiere decir la otra.
     Gaby suspira frustrada.
—Bien, partimos esto mal —dice calmándose— No quiero que peleemos, Belén —intenta sonreír— Yo sé que fui muy egoísta con él, porque yo ya estaba... yo andaba... en algo con Javier —veo en su cara que eso la hace sentir mal— Y Alex es mi amigo, casi mi mejor amigo...
     No me gusta que diga eso... ya sí, lo admito, me dan celos.
—¿Que me quieres decir?
—No... No puedo retenerlo a mi lado si fui yo quien lo apartó ¿no? —hay algo de tristeza en su voz— y sé que en verdad le gustas tú ahora —intento que eso no me afecte, pero diablos, podría saltar sobre mi cama en este segundo de la alegría— Y no me puedes negar que a ti te pasan cosas con él —me da una mirada que me pone nerviosa.
—Pues...
—Belén —Gaby me mira— Todo bien ¿sí? Dejemos que eso que pasó quede atrás y ve tú y has lo que quieres con Alex.
     Giro completo de la conversación. What?
—¿Cómo? —mi voz no puede sonar más ahogada.
—Alex me ha contado que a ti te complicaba lo que yo pensaba de... ustedes —me sonrojo. ¡El muy bastardo le cuenta todo!— Y yo sólo quería darle una manito: no te preocupes por mí, Belén, yo con él ahora somos sólo amigos, nada más.
—¿Nada más?
—Sip —sonríe— ya sabes que estoy... en otra cosa —ríe— así que no hagas sufrir más al chico, por favor —suplica— ¿Sabes lo que es escucharlo todo el día que la Belén aquí, que la Belén allá...? Dios, me desespera.
     Rompo a reír a carcajadas y luego Gaby me sigue. Por un momento vi totalmente perdida esta conversación, pero no, todo está mejor ahora. Sonrío feliz.
—¿Todo bien entonces? —pregunto.
—Todo excelente —me sonríe.
—Es verdad que... —intento sonar desinteresada, pero sé que no puedo— ¿Te habla de mí?
—Oh —rodea los ojos— Ya lo he golpeado un montón de veces para que se calle —ríe— No sé qué le habrás hecho, pero lo tienes loquito.
—Esa es mi especialidad —respondo con la broma como siempre, pero dentro de mí hay un sentimiento que no sentía hace mucho.


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Hola mis chicuelas :)
¿Les cuenta la verdad? Tenía este capitulo de la semana pasada D:
Pero estaba tan cansada que ni subirlo podía ):
#ColegioDéjameEnPazPorFavor ):

"Junta a Andrés y Claudia ahora por la /&%$%#$&$%"
Sip, sé que es lo que quieren, pero ¡vamos! 
no hay nada escrito aún :O
Como dije la entrada anterior, me tomaré todo con calma aunque así me demore siglos en terminar esta novela.. ok no' |: 
Las cosas irán sucediendo por si solas ;)

Les quiero agradecer enormemente a las personas que han
seguido conmigo todo este tiempo.
Sé que en un momento fuimos muchas :') pero también sé que con el tiempo gente se ha ido y es triste... pero tenga a tanta gente que jamás me ha dejado *.*
Y sobre todo a la gente que se toma su tiempo para dejar un comentario :') Si con un: "genial el cap, cuidate rommy!" me han  hecho muy feliz :D
Definitivamente esto no sería nada sin ustedes. 


ABRAZOS POR MONTONES PARA USTEDES :)

sábado, 20 de julio de 2013

Capítulo 70: ¿Por qué?

¿Por qué?

Narración: Grace.

—Claudia... por favor, deja de llorar un poco —le suplico.
     Hace quince minutos que Belén había llegado para ayudarme a tranquilizarla, pero no había forma. No podía calmarse. Tampoco habíamos podido entender por qué ellos habían terminado. ¿Es que existía alguna razón contundente para eso?
—Déjame ir a golpearlo, por favor —le decía Belén— Es que no puedo hacerte esto, ¿qué tiene en la cabeza?
—Es... que... —decía entre sollozos— no... p-puede ser... ¿Por qué? ¿Por qué se demoró tanto en decírmelo?
—¿Cómo que se demoró? —preguntamos al mismo tiempo nosotras.
     Claudia se sentó en su cama, se sorbió la nariz e intento hablar.
—Yo había ido para arreglar las cosas.
—¿Por la mentira de él y tus padres? —ella asintió.
—Entonces las cosas partieron mal... porque yo me puse a la defensiva.
—¿Y qué? ¿Te lo soló todo así de repente? —preguntó Belén.
—No, después llegó Tomás y le dijo a Andrés que no se podía ir de la ciudad —Claudia volvió a llorar.
—A ver stop.
—¿Irse? —Pregunté— Esto no tiene lógica.
—Se iría a otra ciudad y yo le pregunté el por qué y me dijo que lo de nosotros no iba a ningún lado.
—Esto no tiene sentido —Belén se puso de pie y comenzó a caminar— ¿Desde cuándo cree eso?
—¡No lo sé! —dijo exasperada Claudia— Pero lo dijo y punto. ¿Sabes lo doloroso que fue ver su rostro y que no se conmoviera un poco?
      Belén y yo nos miramos unos minutos. Esto no tenía lógica. Andrés no podía haberle dicho todo eso, o por lo menos no podría haberlo sentido.
—Déjame traerte un poco de agua ¿quieres? —Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta— Ayúdame Belén para traer para nosotros.
    Salimos rápido de la habitación y detuve a Belén en medio del camino.
—Esto no tiene sentido, dime que crees lo mismo.
—Pues la verdad es que sí, Grace —me miró confundida— No me creo a Andrés capaz de esto.
—Por lo menos no al Andrés que nosotros conocemos.
     Belén me miró y nos dimos cuenta del sentido de eso. Nosotros no conocíamos completamente a Andrés... él de verdad podría estar diciendo todo eso.



Narración: Carla.
     Me giro hacia el otro lado de mi cama y sé que ya no puedo seguir durmiendo. Comienzo a abrir los ojos lentamente. Suspiro. Uh, domingo. Hago un recuento de las cosas que tengo que hacer y me relajo al pensar que no es mucho. Busco mi celular para ver la hora, y me encuentro con un mensaje. Sonrío.
Te fuiste sin un beso de despedida. Me lo debes, eh.
Ser tu amigo no me basta, tenlo en cuenta...
Te quiero Carlita.
     Abrazo mi celular y me tiro a la cama nuevamente con él. ¿Habrá alguien más feliz en este segundo? Claro que no. Comienzo a teclearle una respuesta, pero a la mitad del mensaje suena la puerta, mi corazón se detiene. No será él ¿cierto? Me levanto y a mitad de camino me doy cuenta de que no es él.
—¡Levántate floja!
     Llego justo a la puerta y Mia salta en mis brazos.
—Hola amiguita ¿Cómo amaneciste hoy?
—Mejor que tú, no lo creo —cierro y me dirijo a la cocina en busca de una taza de café— ¿Quieres tomar algo?
—Café para mí también.
      Espero a que el agua hierva y recién cuando tengo los cafés preparados voy en busca de Mia.
—Sé por tu cara que lo has pasado genial, pero... no me dirás —tomo un sorbo.
—Que bien me conoces —sonríe y sopla su café antes de tomar— Y como me conoces sabes que tarde o temprano te lo diré todo.
—Lo sé —suspiro y me siento en un sillón. Mia suele ser demasiado reservada con sus cosas a veces.
—¿Y tú? —Se acerca y se sienta a mi lado— Ayer no me respondiste el mensaje por lo que di por hecho que estabas con Max.
—¿Mensaje? —Me pongo de pie y salgo en busca del celular que dejé en la habitación. Oh, sí había un mensaje. Vuelvo con Mia mientras termino el mensaje que le iba mandar a Max— Lo siento, ni si quiera lo vi para poder responderte.
—Tranquila —me sonríe— A sí que... Tú y Max... ¿Todo bien?
—Todo bien —asiento y tomo más café.
—Carla —me mira— Anda, dilo.
—¡Dios, es tan lindo conmigo! —Las palabras salen a borbotones— Si vieras como me mira, como me abraza, y escucharas lo que me dice, es... es... No lo sé, Mia, pero me encanta.
      Mia suelta esa carcajada que me hace sonrojar hasta los pies.
—Hey, no te rías.
—Es que no sabes cuánto tiempo esperé por escucharte hablar así.
—¿Así como? —más café a mi cuerpo.
—Así... tan feliz, tan viva... tan enamorada —me sonríe con ternura.
—¿Enamorada? —la boca se me seca a pesar del sorbo de café.
—¿Estás enamorada de él, Carla?
      Y aquí es cuando me doy cuenta de que no me había puesto a pensar en esto. ¿Enamorada? Eso significa mucho... demasiado.
—Okay, te pondrás a darles muchas vueltas al asunto —me detiene Mia— ¿Que te ha dicho él?
—Hoy me mandó un mensaje —me sonrojo y le muestro el celular.
—Ay, Dios mío, Carla —dice mientras lo lee— ¿Sabes lo que significa esto? —Me encojo de hombros— Max quiere ser tu novio, oficialmente.
     Me ahogo con el café que estaba tomando y me pongo roja como tomate.
—¿Novio?
—¡Sí, está clarísimo! —Se sienta sobre sus piernas y me mira emocionada— ¡Quiere ser tu novio!
—Ay —en un segundo siento como si estómago comenzara a revolverse.
—Nada de "ay" ¿Tú quieres ser su novia?
—Pues... sí, creo.
—¿Cómo que crees?
—¡Ay, Mia! —Me pongo de pie dejando la taza de café en la mesa— Tengo miedo.
—¿Miedo a qué, amiga?
—A que todo se acabe tan rápido, que esto sea algo tan corto y no tenga tiempo de disfrutarlo —me abrazo a mí misma— O que esto no signifique tanto para él como lo es para mí.
—Carla... —Mia se levanta y se acerca— ¿De verdad crees que a Max no le importa lo que tienen? Él te ama, amiga, te quiere tanto que te quiere como novia, quiere que todo el mundo sepa que estás con él, le gusta pasar tiempo contigo, le gustas tú —me apunta en el pecho— ¿No es eso lo que siempre quisiste, lo que siempre salía en esos libros que tanto lees?
—Pues... —mis ojos se ponen algo llorosos— Sí.
—Ay, Carla —Mia me abraza— Déjate llevar esta vez ¿sí? No analices cada movimiento.
—Lo intentaré —y es más una promesa que me hago a mí misma.



Narración: Claudia.
    La alarma de la mañana y la vuelta a la realidad.
    Me levanto y comienzo a hacer todo de forma autómata. A la ducha, la ropa, el bolso, desayuno.
—Cariño... —llama mi mamá— Mejor te quedas en casa si te sientes mal.
—No es la cabeza lo que me duele, mamá —respondo sin emoción.
    El día que llegué llorando sólo le dije porque lo hacía, no fui capaz de explicarle la situación. No, no llores de nuevo. Tenía que repetirme una y otra vez.
    Tomo mi bolso y salgo sin decir otra palabra. El sol ya comienza a salir, pero no siento calor, no siento nada. ¿Es que se puede pensar tanto, pero tanto en una persona? No puedo sacármelo de la cabeza. No puedo.
     Llego a la escuela sin darme cuenta de todo lo que caminé. Busco mis cosas en el casillero, no sin notar las miradas de algunos por ahí. ¿Sabrán ellos lo de Andrés y yo? Me detengo. Ya no es así, entre él y yo, ya no hay nada.
—Hola —Grace me saluda cuando llego a la sala.
—Hola.
     Me siento y espero a que la profesora llegue para comenzar la clase. Sé que Grace me está mirando, intentado hacer algo para distraerme, pero nada lo podrá hacer.
—Claudia... —me acaricia el brazo.
—No... —Se me quiebra la voz— Sólo... déjame.
      Miro al techo y comienzo a pestañear intentando no llorar. No puedo hacerlo aquí. Tienes que ser fuerte. Tengo que serlo.



Narración: Javier.
    La clase estaba por terminar mientras la ansiedad me estaba carcomiendo vivo. ¿Qué era lo que quería Belén?
    Hace unos minutos me había llegado un mensaje suyo pidiéndome que nos viéramos en el recreo. Era urgente. ¿Qué puede ser tan urgente? Oh, dios mío. Gaby. ¿Le habrá pasado algo? Desde anoche que no hablo con ella, y hasta ese momento estaba todo bien. Mierda, que pasa.
    El timbre suena y yo ya estaba parado en la puerta para ir al lugar en donde Belén me había dicho. Espero unos minutos y ella aparece con sus cosas y con una mirada para nada buena.
—Explícate rápido —no, no hay tiempo para saludos, pienso.
—Se trata de Claudia —una parte de mí se relaja, pero otra se pone en alerta completamente.
—¿Qué pasa con ella? ¿Está mejor, no?
     Luego del accidente la había visto sólo una vez cuando fuimos todos a su casa. Cuando la vi estaba bien... o sea, dentro de lo que se puede estar bien luego de tal cosa. ¿Habrá empeorado? ¿El golpe en la cabeza dañó algo?
—Belén, habla de una vez.
—Se trata de Andrés... Él terminó con ella —hace una mueca de fastidio.
—¿Terminaron? ¿Cuándo? ¿Cómo?
—Hace unos días. Y el cómo es una historia larga que no sé si puedo contarte, pero necesitaremos tu ayuda.
—Obvio, dime que puedo hacer yo.
—Lo que sea, Javier —Belén se calla cuando unos chicos se nos acercan y luego vuelve a hablar— Ella está mal. De alguna forma tenemos que levantarle el ánimo, hacer lo que sea.
—La ayudaremos, Belén —intento sonreír.
     Nos ponemos de acuerdo en juntarnos para el almuerzo ya que la segunda clase ya va a empezar.
—No se te ocurra decirle esto a nadie —me dice antes de separarse— Sólo a nuestro grupo cercano. Ya sabes que lo de ella y Andrés era un secreto.
—Confía en mí, nadie se enterará.



Narración: Grace.
—Hola —Emilio me sorprende guardando las cosas para luego ir a almorzar.
—Hey, hola —sonrío— ¿Vamos a almorzar?
—Claro —me da esa sonrisa que me alegra un poquito más— No te preocupes tanto, Claudia sabrá salir de esta.
      Me llevo repitiendo eso todo el día. Es que es horrible verla así. Ella siempre era la que nos levantaba el ánimo, la que bromeaba todo el rato, y ahora... ahora nada. Lo peor es no saber qué hacer para hacerla reír un poquito.
    Entramos al casino y Belén viene con ella mientras Javier ya cuidaba nuestra mesa.
—Alguien más muere de hambre —dice Javier— porque mi tripa no ha dejado de sonar en toda la clase anterior.
—Eso es historia de todos los días —bromea Emilio al sentarse y casi todos reímos un poco. Claudia no lo hace.
—Iré por mi comida —Javier se levanta y todos nos sentamos.
     Un silencio nada cómodo queda en nuestra mesa a pesar de todo el ruido que hay en este lugar. Nadie sabe qué hacer para empezar una conversación. Comenzamos a comer si comentarios.
—Claudia —la llamo pero no responde. Oh no, mala señala— Hey, amiga —y ahora si me mira— ¿No comerás nada?
—No tengo mucha hambre —se encoje de hombros.
     Javier llega unos minutos después y gracias a Dios sabe cómo comenzar una conversación. Los temas son súper superficiales, pero en algo ayudan a nosotros a relajarnos. Sólo hasta que mete la pata con un tema.
—¿Se acuerdan cuando hicimos esa guerra de comida? —Javier ríe.
—Fue genial —comenta Emilio.
—No, no fuera para tanto —le resta importancia Belén mientras me mira.
—¡Cómo que no! —Insiste Javier— Fue lo máximo. Y si no me equivoco Claudia fue la malvada en empezarla.
     Todos la miramos y mi corazón se vuelve a encoger.
—Creo... —dice con la voz a punto del llanto— necesito salir de aquí.



Narración: Claudia.
     Tomo mi bolso e intento salir rápido del casino.
     Bastó ese recuerdo de la guerra de comida para que Andrés volviera a mi mente al recordar ese momento en el baño y el arroz en mi pelo.
    Es increíble lo que los chicos han estado intentando hacer todo el día: bromas aquí, conversaciones allá, pero no, no puedo. Intento desconectar mi cabeza de los recuerdos, de las palabras, de ese día, pero es imposible. Lo peor de todo es que hay ciertas preguntas que siguen rondando: ¿Por qué? ¿Por qué tenía que acabarse todo? ¿Cómo llego a acabarse todo? En qué segundo pasó que yo no me di cuenta.

     Camino rápido hacia la salida de este lugar lleno de gente. Y el destino me traiciona. Andrés viene hacia acá con otra profesora, aquella que llegó con él. Escondo mi rostro detrás de mi pelo y miro hacia el otro lado intentando que no me vea. Cuando ya pasa por mí lado, suspiro pesadamente. Pero lo siento. No sé cómo, pero soy capaz de sentir su mirada puesta en mi espalda. Cuando voy doblando la esquina me giro un poco y me doy cuenta que no me equivoqué. 



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Hola amigoooooos :)
Sip, sé que me odian por el capítulo pasado :O
¡Pero yo les advertí que venía el momento de más tensión!
Espero que nadie descubra mis secretos de lo que vendrá ):

CAPÍTULO DEDICADO :)
Este capítulo va con todo mi amoooor para 
MARLUUU :)
Jiji *--*
Feliz no cumpleaños linda :D
¡Te deseo lo mejor de lo mejor guapa!
Feliz no cumpleaños te desean Andrés y Claudia y todos los personajes de Amor Furtivo :)
(tenía que decir eso xD)

Llegó el momento de las malas noticias ):
vuelvo a clases.
Lo que es lo mismo que irse al infierno.
NO QUIEROOOOO ):
Será mi último semestre en la escuela ):
Y el peor de todos >< Porque además tengo que preparar una prueba mega importante para ver si quedo en la universidad. Oh dios. 
No sé que haré de verdad, chica. El semestre pasado no fue suficiente el esfuerzo para actualizar con tiempo y este... dios me ayude.
En fin, espero tener algún rinconcito de mi tiempo en donde pueda escribir ):

Quiero agradecerle a dos personitas:
Primero a mi Virialt:
Guapaaa, de verdad que tu comentario me ayudó mucho con el problema que tenía de querer terminar todo esto rápido ): Me hiciste recapacitar :)
Así que ni te imaginas cuan importante fue el comentario para mí *-*
Y que te disculpas por pasarte si yo igual me demoro mucho por tu blog ):
En fin linda, fue lo máximo leer tu comentario <3 nbsp="">

Y segundo agradecerle a Catuu Javieraa
Uf, ¿Te leíste los 69 capítulos? |: dioh'mioh'
Jajaja muuuchas gracias por haberle dedicado tiempo a mi blog *-*
Eso es algo que jamás entenderé ¡que se gasten días en leerlo! D:
Como sea, millonesimas de gracias, y lamento, en verdad me duele mucho, no poder seguirte enseguida ): Es que mi vida escolar es un caos ahora ):
A ver si es que cuando termine este huracán las cosas se pongan bonitas *-* Lo siento ):

Sip, eso ha sido todo ;)
¿El cap estuvo largo, no? 
Lo bueno es que ya tengo algo avanzado del otro :)
A ver si lo termino y puedo ir avanzando con tiempo *-*

Abrazos para todos ustedes, personitas que me levantan el ánimo en los peores momentos *-*



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Adolescente con muchos sueños en camino a cumplirlos. Soñadora empedernida que intenta vivir la realidad...