Happy Birthday...
Narración: Claudia.
—¡Que les vaya bien! —grito desde la puerta de la
casa.
—¡Nosotros tendremos todo bajo control!—les dice Max.
Desde ahí
vemos cómo nuestros padres se alejan en el auto.
Fue una
suerte y un gran punto a favor de que ellos justo hubieran planeado salir este
sábado. Y aún me sorprende de que ellos hayan estado súper interesados en que
la fiesta vaya a salir bien… Y claro, sorprendida porque nos hayan dejado la
casa sola. Pero bueno, es momento de comenzar todo esto.
—¿Les costó convencer a Andrés de esta fiesta? —hago
comillas en la última palabra.
—Un poco —dice cuando entramos—. Decía que eran muchas
molestias, que para qué hacer tanto alboroto… bla, bla, bla, pero Tomás logró
convencerlo y le aseguró de que todo sería algo tranquilo.
Ambos nos
miramos y reímos porque entre veinticinco personas no se puede tener algo
tranquilo.
Lo primero
que haríamos sería ordenar todo afuera. Había que sacar un par de mesas, poner
sillas, el equipo de música. Eso nos tomó las primeras horas de la mañana. Al
estar haciendo esto, no nos tomamos el tiempo de ver qué almorzaríamos, así que
la llegada de Tomás con unas pizzas nos solucionó el problema.
—¡Ámenme! —fue lo primero que dijo al entrar con las
cajas.
—Claro que te amamos —le dije al robarle una y
llevarla para el patio.
Nos sentamos
afuera a comer, mientras pensábamos qué haríamos después.
—¿A qué hora se supone que llegará? —pregunté.
—Le dije a las cuatro —respondió Tomás.
—No nos queda mucho tiempo —dijo Max—, tenemos que
seguir con esto.
Sin más, nos
pusimos de pie para continuar con todo.
El día de
ayer, Andrés y yo nos habíamos juntado un rato en la tarde. Mis padres lo
habían invitado a tomar once… o mi padre lo había invitado para pedir
explicaciones, mejor dicho.
—¿Qué tal? —entró saludando Andrés a mis padres.
—Nosotros tenemos que hablar de algo —señaló mi papá.
—No se preocupe, lo haremos —le dijo Andrés sin temor.
—Pero —interrumpí— nosotros subiremos un rato y luego
bajaremos cuando todo esté listo.
Rápidamente
lo tomé de la mano y corrimos escaleras arriba.
—O nos escapábamos en ese segundo o no salíamos de ahí
—dije sonriendo al entrar en la pieza y cerrar la puerta— Y no es necesario que
hables con ese señor, él sólo está molestando.
—Olvídate de eso —jala de mi mano y juntos caemos
sobre la cama.
Pasamos una
hora acurrucados ahí, hablando de lo que fuera mientras él me rodeaba con su
brazo y yo con el mío. Hasta que tenía que salir el tema.
—¿Qué fue lo que te dijo Amanda ayer?
—Nada, Andrés.
—Aunque sea nada quiero saberlo —dijo firme.
Suspiré
resignada. A los hombres sí que les gusta el alboroto.
—Que… que todo lo que tú me decías eran tonteras, que
era casi imposible que estuvieras enamorado de mí y esas cosas.
Rápidamente
se removió de mi lado y se sentó, apoyándose en su brazo, mientras yo seguía
ahí acostada.
—¿De verdad te dijo eso?
—Ajá —asentí una vez—. Ella de verdad debe estar loca
por ti para venir a hablarme así —reí.
—Me da una rabia que siga molestando —dice con voz
dura.
—Hey —toco su rostro para que me mire—. Yo no le tomé
importancia, así que tú deberías hacer lo mismo ¿no crees?
Me mira
fijamente por unos segundos, hasta que por fin veo aparecer una sonrisa en su
rostro.
—¿Ves? —Agarro su polera y lo acerco a mí— No es tan
difícil.
—Cómo me encantas —dice antes de besarme.
Esa misma
tarde le volví a pedir perdón por mi supuesta salida para el día de su
cumpleaños. Él comentó que a lo mejor lo celebraría, pero que no estaba seguro.
Ante eso no sabía qué pensar: Si sentirme bien por saber que él la quería pasar
conmigo, o si sentirme mal por haberle arruinado en parte lo que él quería.
Pero ante todo, sabía que lo que en verdad pasaría sería mucho mejor.
Cuando ya
dieron las tres de la tarde, todos los invitados de la fiesta comenzaron a
llegar, y eso nos facilitaba las cosas para poder terminar todo mucho más
rápido.
—Miguel —llame a uno de los chicos que había llegado—
¿Podrías hacerme un favor?
—Aquí tú mandas —sonrió mientras se acercaba.
—Necesito que sigas bajando música, por favor —sonrío.
—Déjalo en mis manos —le tendí el notebook y yo volví
a entrar en la casa.
—¡Max! —Lo llamé al verlo desde la cocina— ¿Sabes a
qué hora llegará Carla?
—No viene —dijo con una mueca— Me llamó hace unos
minutos y le surgió un problema de último minuto.
—¡Qué pena! Y ella que me había ayudado en todo esto…
—Qué pena la mía, que ahora me deja aquí solo.
Decidí no
comentar nada acerca de lo que acababa de decir… aunque podría, no mejor no.
Con todo el ajetreo no me había tomado el tiempo para cambiarme de ropa y todo,
así que subí rápidamente a mi pieza para ver qué me pondría.
—¡Oh, lo siento! —Dijo una chica que estaba en mi
pieza— Quería dejar mi bolso aquí.
—No te preocupes —digo al entrar— Tú eres… Azul
¿no? —pregunté al recordarla en el grupo
de chicos que vi cuando fui a la universidad.
—Así me llaman.
—Bien, Azul, necesitaré tu ayuda. ¿Me podrías hacer un
favor?
—¡Pues, claro! ¿En qué te ayudo?
—¡No sé qué ponerme! —exclamo riendo.
—Jajajaja, veamos qué podemos hacer.
Estuve
quince minutos eligiendo la ropa para ver qué era lo más cómodo. Finalmente
decidí que arriba del bikini me pondría unos shorts y una polera que muchas
veces Andrés había comentado que le gustaba. Un poco de brillo a los labios y
mis lentes para el sol… ¡voilá!
—¿Qué tal? —giro cuando al bajar las escaleras me
encuentro con Tomás.
—¿Qué quieres hacer? ¿Matar a Andrés de un infarto?
¿Es que no te basta sólo con la fiesta?
—Jajajajajajajaja —río sin evitarlo—. Que bien me
caes, Tomás. Hey, ¿conoces a Azul? —señalo a la chica que venía bajando
conmigo.
—Claro que la conozco —la mira sonriendo—. Es mi
futura novia.
—¿Tú sí que estás seguro de eso, eh? —dice ésta,
bajando más las escaleras.
—¡Uuuuuy! —Exclamo— Creo que aquí es la parte en donde
yo desaparezco.
Narración: Andrés.
—Voy saliendo ahora, mamá —sostengo el celular con la
oreja— Así es, a la casa de unos amigos.
—Tienes que estar más animado, cariño —dice desde el
otro lado de la línea.
—Lo estoy… sólo que…
—No estará Claudia… Ay, Andrés jamás te vi tan loco
por una chica —ríe mi madre—, pero ponte feliz, tus amigos hicieron esto por
ti, y de seguro tu novia también habrá querido que te diviertas.
—Tienes razón —admito.
—Ve y diviértete con tus amigos en la fiesta.
—No será una gran fiesta, madre, sólo un par de
amigos.
—Lo que sea. Te cuidas y me llamas luego para saber
los detalles de todo.
—Está bien. Manda saludos por allá, los quiero.
Narración: Claudia.
—¡Dónde están los vasos! ¡Y las otras sillas! ¡La
música!
—Clau —Max llegó a mi lado—, relájate —me acarició la
espalda—, todo saldrá bien. Es más, todo está saliendo bien.
—Pero…pero… —balbuceo.
—Mira, él ni siquiera se espera esto ¡se volverá loco
al verlo! Ni siquiera se percatará si hay un vaso de más o de menos.
—Tienes razón —sonreí algo más calmada— ¿Sabes cuánto
falta para que llegue?
—Creo que… —miró su reloj— en unos minutos ya debería
estar aquí.
—¡Quince minutos! —Exclamé— Ya, ya… me calmo.
Dejé a Max
arreglando las cosas afuera para poder entrar en la cocina. Tomás estaba ahí
ordenando otras.
—¿Todo bien? —pregunto.
—Todo perfecto —se da vuelta y me sonríe—, Andrés no
lo creerá.
—Esa es la idea —sonrío de vuelta.
Me acerco a
buscar un vaso para poder servirme algo para tomar. Aparte de todo lo que ya he
corrido, el calor que hace hoy es de infierno.
—Cuánto lo quieres —suelta de repente Tomás.
—¿Ah?
—Es que se nota cuánto quieres a Andrés, y es mucho…
¡si sólo eres una adolescente!
—¡Hey! —Exclamo haciéndome la ofendida— por lo menos
no soy un viejo decrepito —le saco la lengua.
Ambos reímos
y continuamos con el orden de ahí.
En esta
semana que he podido conocer a Tomás me he dado cuenta de por qué Andrés lo
tiene como mejor amigo. Es un tipo simpático, confiable y súper atento. O por
lo menos conmigo se ha comportado así. También me ha ayudado mucho en esto, al
parecer Andrés no sospecharía nada hast…
—Claudia —Max apareció por la puerta de la cocina—,
llegó.
Sentí cómo mi
corazón se detuvo por un segundo, para luego continuar con un ritmo desbocado.
Era el momento. ¡Dios, era el momento!
—Bien eh… —me quedé en blanco.
—Anda al patio y diles que todos se callen. Yo
hablaré fuerte para que escuchen cuándo
gritar ¿okay? —nos miró a mí y a Tomás.
—Entendido —respondió el amigo de Andrés.
Éste tuvo
que tomarme de la mano porque parecía que
me había quedado pegada al suelo. ¡Vamos, Claudia! Tienes que reaccionar
ahora. Llegamos al jardín y todo ya tenía pinta de ser una buena fiesta.
—¡Hey! … ¡Chicos! —grito no tan fuerte.
Las
veinticinco personas que hay se giran para verme. La vergüenza amenaza con
salir, pero no, la detengo a tiempo.
—Andrés está afuera —todos se miran y ríen nerviosos—,
así que nos quedaremos en silencio para escuchar a mi hermano venir con él ¿sí?
Todos
asienten en silencio y tan entusiasmados como yo. Me giro a ver a Max y él se
dirige hacia adentro.
Comienza a
formarse un semicírculo alrededor del ventanal que da al patio, a la espera del
cumpleañero. Ya no parezco tener mariposas en mi estómago, sino aves rapaces
que atacan todo mi sistema nervioso, uf… creo que vomitaré. Decido ponerme
detrás de las personas, al final, para que él salude primero a sus amigos. El silencio
aumenta en el patio, todavía no se oye nada. Mi corazón se acelera más, como si
eso fuera aún posible. Se escucha una puerta cerrarse y…
—¿Ya viene? —aparece Mauricio desde la cocina.
Todos
comienzan a abuchearlo, y luego volvemos a prestar atención. Ahora si lo que se
escucha es la puerta de entrada. La voz de Max comienza a llegar, se escucha
más cerca…
—… es una fiesta pequeña —le dice— mira.
Se ve a Max
abrir la cortina y todos gritan.
—¡SORPRESA!
Max entra al
patio seguido por un sorprendido Andrés. Su cara me da un ataque de risa que
intento aguantar. Viene con su traje de baño puesto, sus lentes del sol en la
mano y una polera que le hace la combinación perfecta.
—¡Feliz cumpleaños!
—¡Grande Andrés!
—¡Eres todo un anciano ya! —exclama Tomás.
Comienzan
los gritos y cada uno se acerca para poder saludarlo. Verlo junto a ellos me
muestra otra cara de Andrés, como es ante sus amigos, y la verdad es que no hay
forma de que algo de él no me guste.
Me quedó ahí
observándolo, al parecer no me ha visto.
Bueno, él daba por hecho que no podría celebrarlo junto a mí. Andrés se
vuelve en busca de Max y se hace un silencio cuando habla.
—¡Qué sorpresa me han dado! —Dice alegre— Pero… ¿de
quién fue semejante idea?
—Quién iba a ser sino de… tu novia —le responde
orgulloso Max.
En ese mismo
segundo todos comienzan a ver a su alrededor hasta toparse conmigo. Sonríen
alegres y se abren para poder observar directamente a Andrés… quien no da
crédito de lo que ve.
—¡Grande, Claudia! —grita una chica.
—¡Esa es una novia!
Miro a
Andrés, le sonrío y sólo me encojo de hombros. Nuevamente creo estar pegada al
suelo y ser incapaz de caminar. Es Andrés quién se acerca mientras una de esas
sonrisas que hacen temblar mis piernas aparece en su rostro.
—Hola —le digo cuando llega a mi lado.
—Hola… ¿Así que ocupada para el día de mi cumpleaños?
—Pregunta irónico al darse cuenta de la mentira que le llevaba diciendo toda la
semana— ¿De verdad?… ¿Tú hiciste todo… esto?
—No, todos me ayudaron —apunto hacia la multitud.
—¡Fue idea de ella! —escucho gritar a Max.
—¡Ella nos contactó a todos!
—¡Agradécele como se debe, hombre!
Unas
carcajadas suenan ante el comentario, pero yo sólo soy consciente de ese brillo
especial que tiene en los ojos. Porque lo he mirado miles de veces, he retenido
su mirada por minutos, pero esta cálida y acogedora mirada que me está dando es
única.
—Feliz cumpleaños, cariño —le digo finalmente.
Da un paso
corto hacia mí, levanta su mano y la posa en la parte baja de mi espalda
acercándome más a él.
—Eres… —comienza de a poco.
Levanta su
otra mano y me acaricia la mejilla.
—Definitivamente, tengo a la mejor chica a mi lado
—pone su sonrisa torcida—. Gracias, mi amor.
No soy capaz
de sentir ese cosquilleo que sigue siempre después de la palabra amor, porque sus labios llegan a los
míos. Lanzo mis manos alrededor de su cuello sin dudarlo, casi de forma
instantánea e intento acercarlo más a mí.
Siento su mano todavía en mi espalda, su otra mano también termina
apoyada en mi cintura mientras nuestros labios siguen en su tarea preferida.
—Ejem…
—¡No coman al frente de los pobres!
Al escuchar
los gritos vuelvo a la realidad y me doy cuenta de la cantidad de ojos que hay
puestos en nosotros. La vergüenza ahora si me llega y siento mis mejillas
sonrojarse. Andrés toma mi rostro para darme un beso corto y me abraza por los
hombros mientras nos acercamos hacia los demás para que esto empiece.
Hacemos un
gran brindis por Andrés, y luego se pone play a la música. Dejo que él vaya con
sus amigos y se divierta mientras yo me quedó ahí conversando con otros chicos.
La sonrisa que ha tenido todo este tiempo vale más que mil palabras: estaba
maravillado.
—¡Ay, no! —Reímos con las chicas de mi lado— No lo
vayas a hacer, por favor —le digo a uno de los amigos de Andrés.
—Y mira que tú no lo conoces de verdad, Claudia —me
dice una chica.
—Permiso… —una mano pasa por mi cintura y me jala
hacia atrás— me robo a mi chica.
Todo el
grupo ríe mientras Andrés me saca de ahí y comenzamos a caminar hasta la orilla
de la piscina, la cual ya estaba ocupada por un grupo de gente.
—Así que me estuviste mintiendo toda esta semana, ¿eh?
—me acusa.
—Era sólo una pequeña mentira —sonrío—. Valía la pena.
—Aún no lo puedo creer… —dice deteniéndose y mirándome
fijamente— ¡Es que esto es genial!
—Me alegra que pienses eso —le doy un beso corto en
los labios.
—¿Qué podré hacer yo ahora para agradecerte todo esto?
Pídeme lo que quiera.
—¿Lo que quiera? —le digo juguetona— No vayas a
arrepentirte después.
—Nunca lo hago.
Suelto una
carcajada y me acerco para callarlo con un beso. Entrelazaba mis dedos en su
pelo cuando…
—¡Pareja al agua! —la voz de Tomás llega.
Lo siguiente
que sentí fue un empujón y luego el agua de la piscina. Salgo nadando y con
toda la ropa mojada. Todos se ríen ante la situación tan cómica.
—¡Maldito! —Intento parecer enojada, pero con la
sonrisa de mi rostro es imposible— parezco un perro mojado.
—Mi perrito
mojado —Andrés vuelve a tomarme de la cintura y nuevamente caemos al agua.
—¡Andrés! —Exclamo de nuevo al salir del agua, pero al
verlo otra risa se me escapa— ¡Dios! ¿Me darías tiempo para quitarme esta ropa
por lo menos?
—Tienes razón, yo me quitaré la polera para que se
seque.
Ambos
salimos de la piscina. Tomo una de las sillas y la corro al sol para dejar la
ropa ahí.
—Buen chapuzón te dieron —me dice Azul cuando paso a
su lado.
—Si vez a Tomás, hazlo sufrir de mi parte. Por favor.
Narración: Andrés.
—¿Qué tal, bro’? —Tomás me da un golpe en el hombro—
¿Rica el agua?
—Exquisita —le digo luego de quitarme la polera.
—¿Qué tal lo estás pasando?
—Pues… creo que nunca lo había pasado tan bien —vuelvo
a girarme hacia la multitud.
—Tienes a una gran chica a tu lado.
—A veces me pregunto… qué pacto hice con el diablo
para que me cayera ese ángel.
—Tu angelito…
—sonríe Tomás.
—¿Sabes dónde está? —pregunto al no encontrarla.
—Este… por favor, no te desmayes ahora —y suelta una
de esas carcajadas fuertes antes de señalar hacia donde ella se encuentra.
Camina sobre
el pasto con una silla en sus manos y dejando todo mojado por su ropa. ¿Qué
hace? Observo cómo la deja ahí y luego suelta el botón de su short para
sacárselo… Oh, men. Siento cómo mi
pulso aumenta como nunca lo había hecho antes. ¡Dios! ¿Qué está intentado ella?
¿Asesinarme? Deja el pantalón en la silla hacia el sol para secarlo.
—Se te salen los ojos —Tomás me saca del trance— ¿Qué
esperas? ¡Ve a sacarle esa polera!
—El sol suele afectarte un poco, eh —niego riendo y me
alejo de él.
Esquivo a la
gente, hasta llegar a su lado justo en el momento en el que iba a quitarse la
polera.
—¿Necesitas ayuda? —pregunto en su oído.
Siento cómo
da un respingo ante mi llegada. Intento no asustarla con mi atrevimiento:
lentamente tomo la parte baja de su polera y tiro de ella hacía arriba.
—Anda, sube los brazos —le susurro.
Quedamente
obedece a lo que le pedí. Sigo levantando la polera hasta lograr sacársela por completo.
La lanzo a la silla en donde está lo demás. Con tranquilidad, Claudia se gira
hacia mí para ver sus ojos… y un leve rubor en sus mejillas. Permito dar un
paso hacia tras y la observo de pies a cabeza. No es que jamás me haya detenido
a verla, eso es algo que hago todo el tiempo, pero jamás la había visto así… Sus
piernas… esa cintura que hacía encender mi mano cuando la acariciaba…
definitivamente esta chica me volverá loco.
Narración: Claudia.
Me muevo
inquieta mientras la mirada de Andrés sigue puesta en mí. ¿Es que no se da
cuenta de cómo estoy? Hace segundos casi me desmayo al sentirlo cerca, y
sacándome con cuidado la polera. Incómoda no estaba, pero claramente era un
paso algo atrevido que me había dejado sin habla.
—¡Andrés! —exclamo ya nerviosa.
—¿De qué juguetería te escapaste, muñeca…? —me
piropeó.
Si el tono
de su voz no hubiera sido tan grave y seductor la risa se me hubiera escapado
al instante, pero lo único que provocó fue que mi rostro enrojeciera aún más.
Se acercó nuevamente hacia mí.
—Mi chica sexy —dice susurrándome. Al ver que no soy
capaz de responder pregunta:— ¿Estás bien?
—Creo… —respondo ahogada, pero con una sonrisa.
Andrés toma
mis muñecas, y… se da cuenta de lo que pasa. ¡Qué vergüenza!
—¡Tu pulso está volando!
—No me digas —respondo irónica, y más sonrojada… si es
que eso es posible.
—¿Por qué?
—¿De verdad me lo preguntas? —jadeo, sorprendida de
que no lo sepa.
—Es… ¿por mí?
La
vergüenza ya me supera, ¿nadie quiere tirarme al agua ahora? Así que lo único
que soy capaz de hacer es asentir con los ojos cerrados. Dos segundos después
siento como sus manos acunan mi rostro y luego el roce de sus labios en los
míos.
Narración: Tomás.
—¿Disfrutando? —Azul asiente desde abajo.
Decido
sentarme a su lado, en la orilla de la piscina.
—¡Esto está fenomenal! —dice un poco más alto debido a
la música.
—Ya te decía yo que no te la podías perder.
Sonríe y
vuelve a mirar el agua mientras juguetea en ella con sus pies. Una de las cosas
que me he dado cuenta al observarla de vez en cuando, es que pareciera que
siempre está pensando en algo que le gusta. Mantiene una pequeña sonrisa en su rostro que es
difícil no preguntarse por qué lo hace.
—¿En qué piensas?
Se gira
hacia mí sorprendida.
—¿A qué se debe esa pregunta?
—Es que siempre tienes una pequeña sonrisa en tu
rostro y eso me intriga, a decir verdad.
—Tú y tus inquietudes —niega lentamente— Pues… la
verdad es que no sé, puedo estar pensando en muchas cosas.
—¿En mí, por ejemplo? —le guiño un ojo.
—Mm… la verdad es que sí.
Ahora soy yo
quien la mira sorprendido. Azul no es de las chicas que se lanzan sobre uno,
ella es diferente. Soy yo quien ha tenido que tomar la iniciativa, pero cuando
esta chica hablaba, siempre era yo el que se quedaba sin habla.
Narración: Claudia.
—¿Dónde estaba la otra bebida? ¿Dónde, dónde…?
Repaso la
vista nuevamente por la cocina, pero no, no hay forma de que aparezca. ¡Pero si
estoy segura que estaba aquí encima!
—¿Se te perdió tu novio?
—No, la bebida —corrijo a Tomás.
—Pero si está ladrando al frente tuyo.
Se gira
hacia la puerta y justo en el costado de la pared y en el mueble estaba
escondida la maldita. La recibo con una gran sonrisa.
—Muchas gracias, y ¿Qué tal? ¿Cómo la has pasado?
—Todo ha salido excelente hasta ahora.
—No me refería eso… sino a Azul.
Tomás se
ríe… tímido. Primera vez lo veo sonriendo tan bajo y cohibido, porque este
chico es de los que les gusta reírse de todo y a viva voz.
—Esa chica…
—Esa chica te trae loco —dejo la bebida encima de la
mesa.
—Hace poco estuvimos hablando, pero… no lo sé,
Claudia. No quiero parecer un imbécil detrás de ella todo el tiempo, pero a la
vez quiero estar con ella y ver si tengo una oportunidad.
—Que profundo eres —comento.
—No todo siempre es risas y anécdotas —sonríe.
—Yo creo que debes intentarlo ahora. Cuando los vi
juntos se notaba que algo pasaba, y si esa chica muere por ti, no durará mucho
en resistirse a un beso.
—¿Qué quieres decir? —Dice confundido— ¿Que haga un
plan maquiavélico para poder besarla… sin querer? —añade comillas a lo último.
—Yo no he dicho
nada —me encojo de hombros y sonrío—, pero a veces hay que usar ciertos trucos
—y salgo de la cocina.
Es
interesante ver cómo algunas personas cambian un poco cuando están enamoradas,
Tomás es un claro ejemplo de eso. No es que cambie para mal, pero se nota que
intenta agradarle a ella.
Vuelvo al
patio y camino con la botella y unas cuantas cervezas a la mesa en donde todos
comenzaban a reunirse. Las dejo ahí y vuelvo rápidamente a buscar la torta.
Tomás ya la había sacado del refrigerador.
—¿Podrías hacer algo, Claudia?
Su tono de
voz hace ponerme en alerta inmediatamente.
—Ay, no… ¿Qué quieres que haga?.
—Andrés tiene… sonará raro, pero no te asustes —me
advierte— tiene una… fantasía.
—¿Perdón? —pregunto por si pude haber escuchado mal.
—¡No, no! No piensas cosas feas —me detiene
rápidamente—, es sólo una estupidez. Sólo pido que cantes el cumpleaños en
inglés.
—¿En inglés? No estoy entendiendo nada…
—Ya sabes, en inglés, a lo Marilyn Monroe.
—Si quieres me pongo un vestido blanco también
—ofrezco irónica.
—No te enojes… era sólo un juego. Todos han bromeado
alguna vez cantando así.
—Pero es que… me da vergüenza.
—Está bien… sólo era una idea —y me sonríe.
Tomás toma
un encendedor y comienza a prender cada velita de la torta. Con cuidado la tomo
para salir de la cocina. Al estar afuera todos comienzan a acercarse alrededor
de Andrés, quien nos espera con una sonrisa. Tomás pasa primero que yo, se
sitúa al lado de Andrés, y me dirige una mirada. Que Dios me salve de lo que
voy a hacer… A sólo pasos de él comienzo a cantar.
—Happy... birthday to you…
Los amigos de Andrés
lanzan unas pequeñas risitas, y unos golpes en su cabeza. Y unos otros
sorprenden aullando como lobos hambrientos en tono de broma. Él sonríe
ampliamente y niega con su cabeza como si no fuera capaz de creerlo. Tomás
sonríe divertido.
—Happy birthday to you —sigo avanzando e intentando que la vergüenza
no me mate, y me paro al frente de él— Happy
birthday Andrés, happy birthday, my love… —Finalmente le guiño el ojo y le
indico la torta para que sople las velas.
Se detiene a pensar en sus deseos y
finalmente sopla las velas.
—¡Bravo! —gritan
algunas junto a sus aplausos.
—¡Feliz Cumpleaños!
—¡Que siga la fiesta!
—Esperen —dice
Andrés.
Me alejo un segundo para dejar la torta en
un lugar a salvo, es decir, no en mis manos.
—Quiero agradecerles
de corazón todo esto —comienza mi novio—. La verdad es que jamás me lo esperé
—ríe—, a Tomás, este imbécil que ha estado en todas conmigo, a Max quién ayudó
un montón y… obvio, a la chica que me torturó toda la semana diciéndome que no
podría estar este día conmigo —todos ríen.
Sonrío de espaldas mientras todavía estoy
dejando la torta en la mesa. Rápidamente me vuelvo hacia el grupo y paso mis
brazos alrededor de Andrés.
—Muchas gracias,
cariño —dice dirigiéndose a mí—. Jamás se me pasó por la cabeza que pudieras
ser capaz de algo así, de verdad —me da un besito en la frente—. Así que quiero
hacer un brindis por esta chica tan guapa, que de verdad ha logrado convencerme
que para el amor… no hay edad.
—¡Salud, por eso!
—¡Que sean felices!
—¡Esto parece
matrimonio! —bromea alguien.
El sol está a punto de esconderse y el cielo ya está oscureciendo.
El patio de
la casa está… como tiene que estar después de una fiesta. Pero Max se ha pasado
los últimos minutos ayudando a ordenar para que nuestros padres no se
encuentren con algo desagradable a la vuelta.
—Aquí está casi todo en orden —Max se acerca.
—Sí, sólo un par de cosas por aquí y por allá.
—¿Y Andrés?
—Fue a despedir a Tomás y a Azul en la puerta—recojo
un par de vasos.
—Bien. Yo por mientras comenzaré a ordenar adentro.
Asiento y
sigo recogiendo las cosas que hay.
Esta tarde
sí que había sido entretenida. La verdad es que no tenía tantas expectativas,
pero había salido perfecto. Los amigos de Andrés la habían pasado bien, fueron
simpáticos, y claro… Andrés era el que más lo había disfrutado. Sonreí al
recordar todas las veces en la que lo vi sonriendo… qué sonriendo, a carcajadas
se reía hoy. Suspiro feliz. Al principio ésta había sido una idea algo
descabellada, algo exagerada pero resultó ser la mejor.
Escucho unos
pasos detrás de mí y hablo antes de que me asuste.
—Oh, no cariño —dejo lo que recogí en una mesa y me
doy vuelta—, te tengo vigilado.
—Maldita sea —da una patada en el suelo con fingida
frustración.
Se acerca
para rodearme con sus brazos y yo enlazo los míos alrededor de su cuerpo. Dejo
mi cabeza apoyada en su cuello y suspiro… feliz. Hasta que una divertida idea
se me cruza por la mente.
—Se me ha ocurrido algo —me separo un poco de él.
—Oh, oh… esa sonrisa… ¿Qué se te ocurrió?
Miro hacia
la piscina y alzo las cejas dos veces.
—Anda —le digo entusiasmada— deja ir a buscar algo
adentro y vuelvo.
Le doy un
beso corto en los labios y salgo corriendo hacia la casa. La verdad es que no
necesitaba buscar nada, era sólo para hablar con Max.
—Hey… —le digo al encontrarlo en el living— entraré a
la piscina un ratito.
—¿Qué van a hacer? —me mira con los ojos bien
abiertos, pero sólo en broma.
—Nada, cochino —le saco la lengua.
No le doy
más detalles y vuelvo hacia el patio. Entro justo en el momento perfecto. Sólo
faltaba la música de fondo para cuando Andrés se quitara su polera y dejara
ver… lo simpático que es, obvio. Suelto una risita. La tira al suelo y se lanza
a la piscina. Entro y me quito los shorts y la polera que traigo puesta, justo
al momento en que Andrés sale del agua.
—Esta deliciosa el agua —me sonríe— Anda, ven.
Tomo
distancia desde la piscina y me lanzo. Al sentirla me doy cuenta que está
bastante agradable. Saco la cabeza del agua y sonrío al ver a Andrés al frente.
Rápidamente rodea mi cintura con sus brazos y yo engancho mis piernas alrededor
suyo. Me acerco para darle un beso corto, pero él se aprovecha y no me suelta
rápidamente. Se me escapa una risita,
aun cuando sus labios están en los míos. Si el hecho de que me besara ya
anulaba todos mis sentidos, sentir su cuerpo… prácticamente desnudo, no era
algo fácil de llevar. Lentamente nos separamos y nos sonreímos mutuamente. Paso
una de mis manos por su pelo quitándole el agua que tenía en él.
—Este día pasará a ser el mejor cumpleaños que he
tenido… y todo gracias a ti.
Sonrío
ampliamente y bajo la vista hacia sus ojos.
—Ni te imaginas lo feliz que me siento al escuchar
eso.
El silencio
nos inunda por unos minutos. Un silencio placentero, mientras él todavía me
sostiene con sus manos entrelazadas detrás de mi espalda. Sin haberlo previsto,
una duda sale de repente en mi cabeza.
—Andrés... — él asiente con la cabeza— ¿Cuándo supiste
que…? O más bien… ¿Cuándo sentiste que…? ¡No sé cómo preguntarlo! —Río
quedamente— ¿En qué momento comenzaste a… quererme? O cuándo fue que dijiste
“Aquí algo anda mal”.
Él sonrió
ante la curiosa pregunta que había surgido.
—Desde el principio algo… me llamó la atención de ti
—comenzó— ¿Recuerdas un día en el que hubo una guerra de comida y yo te ayude a
quitar el arroz de tu pelo?
—¡Cómo olvidarlo!
—Para ya de bromas y mejor ven a
ayudarme —le gruñí mientras lo fulminaba con la mirada.
—Es el baño de chicas, no puedo
entrar.
—¿A alguien le molesta que él entre?
—Grité y no hubo respuesta ya que en el baño no había nadie más— al parecer a
nadie así que entra.
Andrés puso
los ojos en blanco y entró al baño a ayudarme con mi pelo.
—No se puede hacer nada —dije después
de unos minutos en que lo único que hicimos fue sacar y sacar arroz de mi pelo
—parece que se multiplica en mi cabeza.
—Parece que tienes razón —él tenía
sus dedos entre mi pelo— no terminaremos nunca.
—Sí, ya dejémoslo así —me di vuelta—,
gracias por ayudar.
—De nada —sonrió—. Claro que ahora me
debes una.
—Tonto —dije y comencé a pegarle en
el estómago como cabra chica.
Okey esto no
tendría por qué asombrarme ya que él es un profesor de educación física pero…
¡su abdomen era como una piedra! Era muy durito por lo que pude percibir con mi
mano, debe pasar todo su tiempo libre haciendo ejercicio, y quizás cómo se verá
sin polera ¡Ay Dios! ¿¡Qué estoy pensando!? Claudia es tu profesor ¡entiéndelo!
—Ya para de golpearme —Andrés me
agarró las manos e interrumpió mis pensamientos— tu mano va a salir lastimada.
—¿Qué dijiste? —Pregunté partiéndome
de la risa.
—Si es verdad ¿o acaso no sentiste
mis duros y firmes abdominales trabajados?—dijo riendo y siguiendo con la
broma.
—Eras bastante sobradito conmigo ¿eh? Bueno, y yo me
volvía loca cuando te veía —reí al recordar todas las estupideces.
—Esa fue la primera vez que pensé en “¿qué pasaría si me fijo en ella?…” Luego
fue una vez en la que te pregunté si te importaba la diferencia de edad. Tu
respuesta fue bien abierta, y la idea de poder estar junto a ti fue algo que
podía ser real. Y claro —sonrió más para sí mismo—, luego fueron una serie de
sucesos que hicieron darme cuenta que estaba completamente loco por ti:
Narración: Andrés
—Aló —contesté el celular sin ver quién
llamaba.
—Eh… Andrés, soy Claudia.
¿¡Claudia!?
¡Claudia! ¿Cómo consiguió mi celular?
—¿Claudia? Hola de nuevo —sonreí.
—Jajaja, este… te llamaba para
decirte que se te quedó tu chaqueta.
Suspiré. ¡Claro!
Eso era lo que se me había quedado… Mentira. Soy bastante cuidadoso. La
chaqueta era imposible que se me quedara sino que… La deje ahí.
—¿Mi chaqueta? ¡Cierto! Creo que tendré
que devolverme —ofrecí.
La verdad es que
no me apetecía nada volver, acababa de llegar al departamento y no quería salir
de nuevo.
—No te preocupes —dijo animada— yo te
la llevó mañana.
Perfecto. Todo
había salido como quería.
—Muchas gracias —respondí.
—Bueno, entonces… nos vemos mañana
—dijo dudando.
—Claro, cuídate.
—Tú igual —Cortó la llamada.
—¡Dejaste la chaqueta a propósito en mi casa! —Lo
acuso sorprendida— No me lo puedo creer.
—Para que veas —admite— Y luego… ya no podía quedarme
de brazos cruzados. Y menos mal que no lo hice —admite orgulloso— ¿Te imaginas
dónde estarías ahora si no estuviéramos juntos?
—Mm… no sé… Puede que llorando en alguna esquina por
no tener el amor de mi vida —bromee—. La verdad es que no sé. Pero de seguro me
estaría lamentando.
—Y puede que yo igual —coincide.
—Pero ahora estamos juntos —sonrío feliz.
—Somos novios —dice con otra sonrisa.
—Gracias a ti.
—No, Claudia, gracias a ti. Peleaste contra tu hermano
y padre para estar conmigo… ¿Te das cuenta de eso? Y yo…
—Tú peleaste por mí contra mi padre y hermano ¿Te das
cuenta de eso? —repito sus palabras.
—Tenía que hacerlo, o si no…
—¿Podrías sólo callarte y… agradecerme con un beso?
—Feliz de la vida —responde con su mejor sonrisa.
*************************************************
¡Gritemos todas juntas!
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! *-*
¿Les gustó? ¿Esperaban eso? ¿Esperaban otra cosa? ¿O no les gusto para nada? .____.
Lamento no haber publicado el cap antes /:
Estaba escrito hace muuuucho, pero estuve tan ocupada todo el fin de semana y esta semana D: ! pero ya es viernes y lo pude traer :)
Estoy ansiosa de saber que les pareció porque todas quería leerlo o.O así que sean sinceras y díganme que les pareció :O
Así que de todo corazón espero que hayan disfrutado de él tanto como yo disfruté escribirlo!
Creo que eso es todo lo que diré ya que no quiero aburrir más :D
Un abrazo grandeeeeeeeeeee y espero poder
traer el otro cap el prox fin de semana :)
¡Un abrazooo! xoxo
PD: Kryss: Hola guapa! Emmms respondiendo a tu pregunta que me hiciste en el capítulo anterior :O Sólo diré una cosa :) jajaja: Amor Furtivo no será el fin de este blog ;) jeje. Un beso y muuuchas gracias por comentar! *-*
Holaaaaaaaaaaa :) Hermosa al fin subis cap, lo cual agradezco porque hace cuatro días o mas que no tengo computadora, así que no habría podido leer -.- jajajaj
ResponderEliminarHermosa el cap fue el mas acaramelado desde que comenzaste la novela, me pareció demasiado tierno y me encanto :B Andrés es tan sajhfjkakah NO lo sé, me imaginé su cuerpo y casi me desmayo (? ajajajajaa
Y tomas ese chico me cae tan bieeeen, es un simpático, quiero ver como le salen las cosas con Azul :B
Max muere por Carla se nota y eso me fascina, los quiero ver juntos, porque vienen a las idas y vueltas desde hace muchísimo :P
bueno lindaaaaaa, espero que estes genial, el cap me encanto, como siempre una genia escribiendo, no caben dudas de eso :) Espero que estes mas que geniaaaal :) besitos nos leemos linda :B
Rommy! :3
ResponderEliminarAndres y claudia, como que son perfectos juntos, que pusieras escenas de cap's pasados fue lo mejor que puede haber en el mundo!♥
Ok, está es una de mis novelas favoritas, y de verdad espero con ansias que todo salga demasiado excelente (:
No es lo último de smiles-dreams-love :fuckyeah:
Me encanta como escribis.♥
Rommy por vos como que me empezo a fascinar Taylor Swift♥
Espero que estes excelente (:
wow ere genial me encato el cap y la fiesta.
ResponderEliminarke triste ke carla no estubiera estaba segura ke pasaria algo entre ella y max per bueno para la proxima sera.
y andres me imagino la gran sorpresa ke tube ke tierna deverdad es claudia.
el momento ke ke el describia cuando ella se estaba quitando el short (HOT) wowww el es muy explicito me encanta cuando cuentas la historia como andres lo haces muy bien.
y los recuerdos jajajaja fue muy charra cuando el confeso ke habia dejado la chaqueta aproposito.
en reumen me encanto todo el cap de comienzo a fin
esperare ansiosa el proximo cuidate mucho bye bye <3 <3 :)
DIOSSS!!! Que capitulo lo llevo esperando dos semanas, son geniales, me encantan.
ResponderEliminarUna pena que Clara no pudiese estar pobre Max, quiero juntos a estos dos son de lo que no hay.
GENIAL, no tengo palabras como siempre
Un beso :))